La prensa, noticia
Actualizado: GuardarCuando alguien es noticia no suele ser por nada bueno, alguna patología lo precede. Esta no es una condición necesaria, pero sí frecuente. El periodismo es noticia cada cierto tiempo, a veces por méritos o virtudes, por ejemplo el caso Watergate; pero es más frecuente que la virtud ande lejos, y que brille amarillismo apasionado, que suele tener que ver con la vida misma. Ahora el periodismo entra en el primer plano; incluso con películas interesantes con guión sobre hechos recientes o pasados.
El protagonismo principal ahora radica en las trágicas caricaturas que publicó, meses atrás, un periódico danés y que, por culpa de algunos agitadores a los que sirve cualquier coartada, se han convertido en desencadenante dramático de un acontecimiento internacional que llenará uno de los titulares de 2006. Sobre la mesa se ha colocado la libertad de expresión, uno de los derechos fundamentales hijo de la razón, de la ilustración y de la búsqueda de la libertad individual y el progreso; valores que mucho asustan a los dogmáticos.
La libertad de expresión no es un derecho de los periodistas, más bien es un deber; el derecho corresponde a los ciudadanos. ¿Debe limitarse este derecho, que no es fraccionable, al buen uso del mismo, sólo para los casos de buena práctica? Evidentemente que no; el canon de la buena práctica no es matemático ni está prescrito y tasado.
Es un derecho incómodo, rebelde. Coartarlo, acotarlo, suele conducir a asfixia o a la muerte. Y dejarlo a su albedrío puede propiciar abusos y excesos. Los poderes, cualquier poder, recela de la libertad de expresión; trata de meterla en el cajón del respeto, de la honestidad, de la veracidad... Palabras gruesas que sirven para rotos y descosidos.
Para el secuestro de la libertad de expresión, para disciplinarla, suele haber tantos asesinos dispuestos como viajeros en aquel Orient Express que noveló Agatha Christie. Por eso no está de más advertir a los ciudadanos de a pie que no se dejen distraer; el periodismo no es ese bochornoso tomate de la media tarde, ni está en la zona extrema del humor, más o menos macabro. De esos excesos no pueden venir grilletes indeseables que sofoquen la libertad. Esta va por encima de quienes abusan de ella.
Fernando González Urbaneja es el presidente de la Federación de Asociaciones de Prensa de España.