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Policías afganos antidisturbios vigilan una protesta por la publicación de las caricaturas de Mahoma, en Kabul. / AP
MUNDO

Bush pide el fin de la violencia y a los gobiernos proteger la vida de «diplomáticos inocentes»

Los ulemas afganos llaman a la calma mientras las protestas se cobran otras cuatro vidas

AGENCIAS/WASHINGTON / KABUL
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El presidente estadounidense, George W. Bush, hizo un llamamiento ayer al cese de la violencia desatada por la publicación de caricaturas de Mahoma en la prensa europea, subrayando su rechazo a la «violencia como medio para expresar descontento con lo que se ha impreso en la prensa libre». «Pido a los gobiernos de todo el mundo que detengan la violencia, sean respetuosos, protejan las propiedades y protejan las vidas de los diplomáticos inocentes que están sirviendo a sus países en el extranjero», añadió.

Los ulemas afganos llamaron a su vez a la calma a la población después de tres días de violentos disturbios en protesta por las viñetas que han causado hasta ahora doce muertos en Afganistán, cuatro de ellos ayer mismo.

Desde el pasado lunes se han producido violentas protestas en varias localidades afganas que han desembocado en ataques a bases de soldados extranjeros y embajadas, en unos disturbios que las autoridades sospechan que han sido azuzados por rebeldes talibanes. Un intento de asalto a una base estadounidense en la localidad de Qalat, en la provincia de Zabul (sur de Afganistán), fue repelido ayer con disparos por la Policía afgana, lo que causó cuatro muertos y al menos doce heridos, entre ellos siete agentes.

Según dijo el general Abdul Razaq, comandante del Ejército Nacional afgano en el área, 400 personas trataron de asaltar en un primer momento la sede de la Policía en Qalat y luego se dirigieron enfurecidas hacia la base estadounidense. El general Razaq relató que los policías abrieron fuego contra los manifestantes, que iban armados, después de ser apedreados y cuatro personas murieron y otras doce resultaron heridas, algunas en la estampida formada cuando trataban de escapar de los disparos.

Vehículos incendiados

Los manifestantes prendieron fuego a cuatro depósitos de gasolina y también a varios vehículos de la Policía, explicó el portavoz del Ministerio del Interior, Yousuf Stanizai. Stanizai señaló, no obstante, que la situación ya ha vuelto a la normalidad en Qalat.

La mayoría de las al menos doce personas muertas en lo que va de semana perdieron la vida en incidentes similares, a causa de los disparos cuando las fuerzas de seguridad afganas o las tropas extranjeras trataban de repeler los ataques. El martes, una multitud intentó asaltar una base de la OTAN bajo mando noruego en Maymana (noroeste), en un grave ataque en el que murieron cuatro personas y resultaron heridas 25, entre ellas dos soldados noruegos y dos finlandeses.

Ayer, el Consejo de los Ulemas de Afganistán, la máxima organización islámica del país, trató de paralizar esta ola de violencia con unos mensajes emitidos en las cadenas de televisión y de radio en los que realizó un llamamiento a la calma. Los teólogos islámicos a la vez que condenaron las caricaturas de Mahoma, consideradas ofensivas por la comunidad musulmana en todo el mundo, señalaron que el islam permite las manifestaciones, pero no que degeneren en actos violentos. En otros países como Indonesia también se han producido llamamientos a la moderación por parte de las principales organizaciones musulmanas, ante el cariz que están tomando estos acontecimientos.

La condena

En Afganistán el Gobierno condenó la publicación de las viñetas, que el presidente, Hamid Karzai, calificó de «un insulto a más de mil millones de musulmanes». Pero el dirigente también lamentó los ataques contra los soldados europeos establecidos en el país asiático, cuyo objetivo es «ayudar a los afganos en la estabilidad y la reconstrucción». «La gente de Afganistán es consciente de que los soldados europeos no tienen nada que ver con la publicación de esas viñetas blasfemas», indicó el presidente. «Es responsabilidad de los afganos garantizar la seguridad de los soldados internacionales».

Obligadas a repeler los ataques, las autoridades de Kabul han expresado su sospecha de que individuos vinculados a los talibanes o a miembros de Al Qaeda podrían haber instigado estos disturbios, masivos en todo el país.

Mohamed Latif, gobernador de la provincia de Faryab, en la que el martes fue atacada la base de la OTAN, señaló que esa violencia «fue muy inusual» pues «parecía un levantamiento masivo».