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COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL

La chompa

YOLANDA VALLEJO/
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La chompa de Evo Morales causa furor en Internet. Por algo más de cincuenta euros se vende el espantoso jersey a rayas que en condiciones normales no encontraríamos ni en el Piojito, el espantoso jersey a rayas que parece sacado del atrezzo de aquellas películas en las que los Chichos cantaban lo de Estoy metido en la droga y Más chutes no. Un jersey al que ni en las parroquias le darían una salida digna; pero se vende, y se vende mucho porque todos quieren tener el símbolo de la humildad del Presidente de Bolivia. En breve también se pondrán a la venta la chaqueta de su toma de posesión y la corona del roscón de Reyes que lució cuando el hermano viento, la hermana lluvia y todos los demás le dieron las bendiciones en una -digamos- extraña ceremonia en la que se invocaba a Tupac Amaru y a la que el mundo asistía con un sobrecogido respeto por las tradiciones.

Tradiciones que hay que respetar y comprender porque forman parte de su cultura, aunque aquí sigamos mirando con recelo al que jura su cargo con una biblia. Tradiciones de parque temático porque el hábito no hace al monje y la humildad y la honestidad que pretende Evo no se las va a proporcionar sólo el uso de la chompa, sino su pericia para navegar en el proceloso piélago de la política internacional.

Lo realmente absurdo es que aplaudamos la vestimenta del presidente Morales y que justifiquemos su desconocimiento de protocolo basándonos en algo tan peregrino como la tradición. Igual que aplaudimos a García Márquez cuando fue a recoger el Nobel vestido con aquel pijama blanco que nunca más le ví usar, «es su tradición», decíamos ¿Y si el rey de Suecia le hubiese entregado el premio vestido de vikingo? ¿Y si Camilo José Cela hubiese recogido el suyo vestido de gallego y con una gaita? «No hombre, porque nosotros somos civilizados y sabemos cómo vestir para cada ocasión, los indígenas que se vistan de lo que quieran, que están muy graciosos». Seguimos con la misma mirada sucia con la que los primeros colonizadores de la tan castigada Latinoamérica vieron a los indios, la misma mirada condescendiente del hombre blanco, del primer mundo.

Y ya que hablamos de Latinoamérica y de trajes ¿alguien sabe por qué a Carmen Flores le intriga tanto dónde guarda Lolita la ropa usada de su madre?