ESPAÑA

Conde-Pumpido impide con su voto que el Consejo Fiscal reclame su dimisión

La renuncia de Fungairiño divide al máximo órgano de representación de la carrera, que se enzarza en un debate «encendido y subido de tono» El sector conservador reprueba la política de nombramientos y destituciones

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El fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, evitó ayer 'in extremis' que el Consejo Fiscal, el máximo órgano de representación democrática de la carrera, reclamase su dimisión por haber forzado la semana pasada la renuncia del fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño.

Conde-Pumpido tuvo que hacer uso de su voto de calidad, como presidente del órgano, para romper el empate -seis contra seis- que se produjo tras el debate suscitado por la conservadora Asociación de Fiscales (AF), que le reclamó el abandono del cargo «con el fin de restaurar el crédito social» y la imagen pública del Ministerio Público. Las decisiones del Consejo Fiscal no son vinculantes, es un órgano consultivo del fiscal general, pero haber perdido la votación hubiese dejado a Conde-Pumpido en una situación desairada respecto a sus subordinados.

Para neutralizar a los seis vocales de la AF partidarios de su dimisión, Conde-Pumpido tuvo que sumar su voto al de los dos otros dos miembros natos del consejo -el teniente fiscal y el jefe de la Inspección, nombrados por él- y al de los tres vocales de la Unión Progresista de Fiscales (UPF), asociación con la mantiene afinidad ideológica.

Reunión extraordinaria

Es la primera vez que un Consejo Fiscal vota una petición de renuncia del fiscal general del Estado. Esta situación atípica se produjo durante una reunión extraordinaria, solicitada por la AF y en la que, según palabras de los propios vocales presentes, se produjo un debate «vivo, encendido y, algunos momentos, incluso subido de tono».

La dureza de la postura de la AF en contra de la renuncia forzada de Fungairiño ha causado sorpresa en el mundo de la justicia, porque este misma asociación provocó en 1997 la mayor crisis institucional que se recuerda en el Ministerio Fiscal justo con motivo de su nombramiento como fiscal jefe de la Audiencia Nacional. El entonces fiscal general del Estado, Jesús Cardenal, y el Gobierno del PP tuvieron que designar a Fungairiño para el cargo después de que su candidatura recibiese cero votos en tres ocasiones sucesivas en el Consejo Fiscal, de que la AF boicotease el acto de toma de posesión del fiscal jefe -que tuvo que ser apadrinado por el propio Jesús Cardenal ante la falta de voluntarios- y de que esta misma asociación llevase al fiscal general ante los tribunales por considerar que había realizado un nombramiento ilegal.

La reunión, que trató antes otros tres puntos, se convocó para que el fiscal general explicase los motivos por los que había pedido la renuncia a Fungairiño. Conde-Pumpido, como ya hiciera días antes en público, indicó que el fiscal jefe no podía continuar en su puesto porque había perdido su confianza.

Las explicaciones del fiscal general fueron aceptadas por los vocales de la UPF, pero no por los de la AF. Los fiscales conservadores, según explicó su portavoz Fernando Herrero-Tejedor, «lamentan y reprueban el cese encubierto (de Fungairiño), que es un abandono forzado de su puesto ante la posibilidad de verse removido e incluso sometido a un expediente disciplinario».