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Comienzan las clases en El Náutico aunque no se ha completado el traslado de material

El gimnasio está pendiente de que llegue la maquinaria y de que se instale A los 550 alumnos del IES La Viña ,de Cádiz, se les unirán los 300 de El Rosario

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Como si de un comienzo de curso se tratara, los alumnos del instituto La Viña entraron ayer en clase a media mañana, con el paso tranquilo y meditabundo del que descubre una nueva sorpresa a cada momento y sabe que tendrá que convivir con ella durante bastante tiempo. Y es que el medio millar de jóvenes que compone el alumnado de este instituto de Cádiz accedió por primera vez al interior del centro de El Náutico. Su director, Francisco Piñero, hizo de cicerone en unas dependencias que sorprendían por su luminosidad y por sus vistas. Desde el aula de tecnología, toda la Bahía se contempla. Eso sí, aún queda bastante por hacer.

A las 10.15, antes de la visita, Piñero se reunió con sus alumnos para pormenorizarles las normas que debían cumplir en el centro. Les recordó con ironía que las papeleras «son esas cestitas que hay en el patio para echar los papeles» y les instó a respetar el material y las instalaciones «para que en el futuro vuestros compañeros sientan la misma emoción que vosotros cuando llegasteis a El Náutico».

Los alumnos, excepto porque «empezamos las clases», se mostraron encantados con el centro, cuya entrada estará controlada durante los próximos días por la Policía Local para evitar posibles accidentes de tráfico, dado que los conductores aún no saben que hay un instituto en La Punta de San Felipe. Sin embargo, a pesar de que hoy habrá clases de Secundaria, Bachillerato y ciclos formativos (irónicamente salvo los de Náutica, que se seguirán impartiendo en el Instituto Marítimo Pesquero) aún no está todo el material en las nuevas instalaciones. Faltan los ordenadores para los alumnos de Secundaria, aunque sí los hay para los ciclos formativos. A esta falta hay que añadir la de los laboratorios de química, que sólo tienen parte del material que necesitan. «Se puede dar clase de química, pero no vamos a poder hacer todas las prácticas», comentaba un profesor en la presentación de unas instalaciones mientras aún se colocaban, a toda prisa, mesas y pizarras.