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Miles de airados manifestantes islámicos incendian el consulado de Dinamarca en Beirut

El ministro del Interior dimite tras los incidentes en los que una treintena de integristas resultaron heridos al enfrentarse con las fuerzas del orden

AGENCIAS/BEIRUT
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Manifestantes libaneses se sumaron ayer a las protestas por la publicación en Europa de las caricaturas sobre Mahoma e incendiaron el consulado danés en Beirut, un día después de la quema de las embajadas de Dinamarca y Noruega en Damasco. El ministro del Interior libanés, Hassan Saba, presentó su dimisión al jefe del Gobierno, reunido en sesión extraordinaria, tras los graves incidentes.

«No hay más Dios que Alá y Mohamed (Mahoma) es su profeta», corearon miles de manifestantes que se congregaron alrededor del edificio del consulado en llamas, que estaba vacío ya que el personal diplomático lo había abandonado el sábado. Según testigos presenciales, hasta una treintena de participantes resultaron heridos en los enfrentamientos con las fuerzas antidisturbios. Además del edificio del consulado, los manifestantes también incendiaron varios vehículos particulares y del Ejército libanés.

La protesta, en la que participaron unas 10.000 personas, comenzó ayer en el céntrico barrio de Achrafieh, donde los congregados arrojaron piedras contra las fuerzas que acordonaron la zona para impedir que los manifestantes se acercasen al consulado de Dinamarca. La protesta había sido convocada por la Campaña Nacional de Defensa del Profeta Mahoma, integrada por varios grupos islámicos, que instó a los musulmanes a concentrarse de forma pacífica ante la sede diplomática danesa. Según los testigos, efectivos de la Policía y del Ejército habían instalado un importante cordón de seguridad para impedir a los congregados acercarse a más de 300 metros de la oficina diplomática.

Los agentes antidisturbios emplearon gases lacrimógenos, agua a presión y dispararon al aire para impedir que los manifestantes rompieran las barreras de seguridad. Los congregados emplearon piedras y palos contra los agentes con los que mantuvieron una batalla campal, por lo que al menos treinta personas resultaron heridas.

Más tarde, los manifestantes, muchos de los cuales habían llegado en autobuses de todas las regiones libanesas, se dispersaron por las calles del barrio de Achrafieh, y arrojaron piedras a la Iglesia de San Maron. También quemaron coches de particulares, del Ejército, de la Policía y de la defensa civil y rompieron vidrios de edificios y centros comerciales en Achrafieh.

Ante este estallido de violencia, el ministro de Justicia, Charles Rizk, condenó los incidentes y estimó que «un ataque contra una iglesia constituye una falta tan grave como las caricaturas del profeta Mahoma». Los manifestantes también intentaron atacar el Ministerio de Asuntos Exteriores, pero fueron contenidos por las fuerzas de seguridad.

El primer ministro libanés, Fuad Siniora, expresó su tristeza por lo sucedido, que consideró «inaceptable», y dio órdenes a las fuerzas de seguridad para que tomen las medidas pertinentes para evitar otros incidentes similares. «De este modo no se defiende el islam ni al profeta Mahoma. Estoy muy triste por lo que veo y oigo», afirmó.

Varios clérigos musulmanes presentes en la manifestación trataron de calmar a los congregados, pero sin éxito. Assad Harmuch, el jefe de la Yama Islamiya, una de las organizaciones que habían convocado la protesta, también denunció el incendio del consulado danés e hizo un llamamiento para que se ponga fin a los disturbios.

El personal de la Embajada de Dinamarca en Líbano había abandonado el país después de que manifestantes indignados incendiaran la víspera las sedes diplomáticas danesa y noruega en Damasco.

«Insultaron al profeta»

También ayer, unas dos mil personas se manifestaron frente a la sede del Sindicato de Abogados en El Cairo, donde corearon eslóganes contra Dinamarca y pidieron a los musulmanes que boicoteen los productos de los países que «insultaron al profeta». Las autoridades egipcias han reforzado las medidas de seguridad en las inmediaciones de las embajadas occidentales, especialmente de la sede diplomática de Dinamarca, como medida de precaución contra posible acciones de violencia.

Las máximas autoridades religiosas de Siria calificaron de «mala acción que no coincide con las enseñanzas islámicas» el incendio de las sedes diplomáticas. El mufti de Siria, Ahmad Badrudin Hassun, se mostró «triste» y consideró que «perjudica el diálogo entre nosotros y los pueblos danés y noruego», señalaron ayer los medios de comunicación locales. Hassun recordó que el embajador de Dinamarca en Siria le había entregado hacía tres días una carta con las excusas de su Gobierno por la publicación en un periódico danés de caricaturas del profeta Mahoma.