El salvaje Oeste ibérico
Actualizado: GuardarLa diligencia que el pasado mes de octubre salió de Sanlúcar de Barrameda, para cruzar toda España hasta Santander, -atravesando la Península de Sur a Norte, por el Oeste, de forma paralela a la antigua Ruta de la Plata- llegó ayer a su destino, en el Palacio de la Magdalena, donde fue recibida por una docena de jinetes a caballo y varios ciudadanos de la capital cántabra. Su propietario, el cántabro Francisco Somarriba, consiguió así esta «aventura» que parecía el 3 de octubre «casi imposible» y con la que ha pretendido reivindicar el uso de las cañadas, las veredas y los caminos de herradura en la época en la que la apuesta son las grandes infraestructuras de comunicación.
Cuatro yeguas han tirado durante este viaje de Zíngaro, el nombre que Somarriba ha dado a esta diligencia de largo recorrido, que fue diseñada por él mismo y que se fabricó en Polonia. En el inicio del viaje Somarriba estuvo acompañado por un amigo, Francisco Romero, quien le dejó sólo a la mitad de la travesía por motivos personales. Ayer por la mañana llegó a Santander acompañado de su hijo, con el que ha estado los cerca de 90 últimos kilómetros de los 1.500 que ha hecho para cruzar España.
La «dignidad de los locos» que representa, para este criador de caballos, Don Quijote es lo que, un año después de la conmemoración del cuarto centenario del personaje de Cervantes, quiere también reivindicar Somarriba, que confía en que esta «hazaña» anime a otras personas a pedir lo que quieran a través de este tipo de «quijotadas».
Somarriba asegura que su triunfo en esta batalla personal, para pe-dir que se conserven las cañadas, las veredas y los caminos por los que se viajaba siempre en España, demuestra que «todo es posible» y, por ello, insiste en animar a la gente a que luche por «sus locuras».
En este viaje, el jinete cántabro ha tenido que hacer frente con sus animales a la nieve, cuando tuvo que alcanzar el puerto de Navacerrada, y al tráfico de la capital española, que atravesó con su diligencia el 30 de diciembre. Desde Trujillo (Cáceres), hasta el último tramo de cien kilómetros, Somarriba ha estado sólo en esta travesía de unos 1.500 kilómetros, que ha conseguido realizar en cuatro meses con un vehículo «tan especial, pero de gran resistencia». En el Palacio de la Magdalena, la meta de su «largo» viaje, le esperaban algunas de las autoridades de la capital cántabra, pero, so-bre todo, Somarriba destaca la presencia de varios jinetes a caballo que le acompañaron en el último tramo y de las personas que le recibieron al final de esta «aventura loca».