Popurrí de reflexiones
Actualizado: GuardarLamentamos muy sinceramente el fatal accidente de Ángel Subiela cuando se dirigía a su trabajo. El popular director de la comparsa La Cuadrilla une al dolor físico de sus roturas, el otro dolor anímico y sentimental de no poder participar con los suyos en el Falla. ¿La cosa tiene guasa!. Sólo nos resta desearle una rápida convalecencia en la completa seguridad de que su comparsa estará a la altura de siempre por su categoría y su buen hacer. Un fuerte abrazo.
¿Por qué no se dignifican artísticamente los tablaos callejeros?. Esta guerra desde siempre la he mantenido y han pasado los años y nada ha cambiado. Los tablaos públicos que se instalan, además de ser obsoletos y tercermundistas, son vergonzosos para servir como escenario de unas agrupaciones que lo dan todo por su tierra.
Muchos meses de ensayos y de sacrificios para después cantar en una jaula de grillos con un decorado (si lo hay) ausente de toda expresión artística y alegórica a la fiesta. ¿Que dirán de nosotros quienes nos visitan atraídos por las coplas!. Mal gusto. Muy mal gusto y un desprecio total al arte y a quienes nos esforzamos porque el Carnaval tenga categoría, dignidad, y una promoción más realista.
A quienes no les hace falta «tablaos» son a las agrupaciones familiares denominadas «callejeras». Estas agrupaciones son las que auténticamente alegran las calles de Cádiz. Además de sus repertorios, que ya lo quisieran para sí muchas agrupaciones «oficiales» sobre todo en cupleses y originalidad. Es realmente bonito y aleccionador verlos desfilar desenfadados y felices llenando de alegría y de risas los rincones más dispares de la Tacita. Son auténticas escuelas de carnaval que sin encorsetamientos ni concursos «rajan» de lo lindo y «ponen morao a to quisqui». Y ese es precisamente el espíritu del Carnaval. Y lo más importante de estas agrupaciones : son antiestrés y unen más a las familias en este difícil momento de borrascas y morrayas.
María la Yerbabuena es incombustible y eterna. Nuestra guapa viñera con su característica voz y sus toques de «age» alegra y anima el vacío sideral que a veces ronda el Falla como un duendecillo travieso. Ella sola, año tras año, carnavales tras carnavales, nos enseña y demuestra como hay que querer a Cádiz... como la copla mañana, tarde y madrugada. Sin su presencia y sus toques de «age» el Falla sería otra cosa. Te queremos María.