Terror a tu propio compañero
El 'mobbing' o acoso en el trabajo no sólo se practica de superior a subordinado, también entre iguales, como cuentan dos trabajadoras de la empresa pública gaditana Emasa
Actualizado:El acoso laboral no sólo se produce entre un superior y un subordinado que se encuentra en la posición de víctima; sino que a veces, las menos, el mobbing también se practica en línea ascendente, de subordinado a superior, e incluso entre iguales. Según Agaval, lo común es que un jefe aproveche su posición para poder obrar con cierta impunidad. «Este ejemplo se repite en el 80% de los casos, pero no es el único». Dos trabajadores de la empresa pública Emasa quisieron explicar su caso para agradecer curiosamente la intermediación y la ayuda que recibieron de los que están por encima suyo. Nuria Riego y Mari Luz Salado, la primera vecina de Cádiz y la segunda con domicilio en San Fernando, son compañeras de trabajo y además de una empresa común, y ambas sufrieron las constantes falta de respeto de un tercer compañero. «Tras un año de bajas psicológicas producidas por los continuos insultos y desprecios que sufrimos, decidimos acudir a Agaval». Cuando llegaron a la asociación les dieron los primeros consejos, que tomaran cartas en el asunto, que pidieran ayuda legal y que sobre todo se cuidaran la salud.
«Nervios destrozados»
«El trabajador que es acosado no sólo tiene problemas mentales; sino que también se resiente su salud: no puede dormir, sus nervios están destrozados », apostilla el presidente de Agaval.
En el caso de estas dos trabajadoras, la intermediación de los superiores les ha permitido regresar a su puesto de trabajo. «Gracias a su continua atención y a la disponibilidad de ayuda e intervención del ex concejal delegado y vicepresidente de la empresa, Francisco Vivas, hemos podido regresar a Emasa. Se ha volcado en ayudarnos para que nuestras condiciones de trabajo vuelvan en la medida de lo posible a la normalidad, intermediando para que el presidente de Emasa y concejal delegado, José Blas Fernández, intervenga para conseguir separarnos del foco de acoso donde nos encontrábamos inmersas».
En el caso de estas dos trabajadoras, regresaron a su puesto de trabajo. «Pero no es tan fácil para determinadas víctimas que incluso habiendo ganado en los tribunales, se ven obligadas a compartir espacio con su acosador, quien suele contar con la complicidad de los compañeros, que hacen la vista gorda cuando ven algo raro», dice Juan Pedro Rodway. «Siempre existe el riesgo de continuar sufriendo este tipo de agresiones psicológicas», dicen Nuria y Mari Luz, quienes consiguieron que sus jefes vigilaran al acosador. Para ellas fue clave la ayuda que recibieron y entienden que es una empresa titánica intentar ganar la batalla del mobbing solas. «Animamos desde aquí a cuantas personas sufran acoso laboral, como forma de terrorismo encubierto, para que acudan a buscar ayuda y mediación, ya que solos es imposible».