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El Vaticano juzga las viñetas de «provocación inadmisible»

Condena igualmente las protestas violentas, pero censura a quien ofende la fe religiosa

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El Vaticano, a través de un comunicado de su oficina de prensa, tomó ayer postura en el debate abierto por la publicación de caricaturas satíricas sobre Mahoma, una opinión oficial que se le reclamaba insistentemente. Es una nota muy medida, pero contiene dos ideas claras. Una, la libertad de expresión «no puede implicar el derecho de ofender el sentimiento religioso de los creyentes», una práctica que en algunos casos puede constituir una «inadmisible provocación». Y dos, la reacción violenta a una ofensa de este tipo es «igualmente deplorable».

La oficina que dirige el español Joaquín Navarro Valls matiza también que los actos de una persona o un medio de comunicación «no pueden ser imputados a las instituciones públicas de su país». Es decir, el Vaticano trata de aportar serenidad, colocando a cada cual la carga crítica que en su opinión le corresponde, en un asunto que se ha desbordado en cuestión de horas. No obstante, las líneas más enérgicas se dispensan a la prensa satírica: «La convivencia humana exige un clima de mutuo respeto para favorecer la paz entre los hombres y las naciones. Algunas formas de crítica exasperada o de irrisión de los demás denotan una falta de sensibilidad humana». Según la Santa Sede, la historia enseña que no es de esta manera «como se sanan las heridas existentes en la vida de los pueblos».

«Amenazas a la paz»

Son razonamientos que se insertan en la perspectiva de una de las grandes preocupaciones del Vaticano, la de un enfrentamiento religioso y cultural entre Occidente y Oriente. De este modo concluye, tras condenar los actos violentos registrados en algunos países árabes, que «la intolerancia real o verbal, de cualquier parte que venga, como acción o como reacción, constituye siempre una seria amenaza para la paz»

Las palabras del Vaticano son la culminación de una creciente respuesta del mundo cristiano, que hasta ahora había llegado a través de declaraciones individuales. El mensaje más repetido es que la libertad de prensa «se debe detener donde empiezan las creencias religiosas». «La cultura occidental debe encontrar un límite a su pretensión de hacer de la libertad un absoluto», dijo el cardenal Silvestrini, en consonancia con la línea crítica de Benedicto XVI hacia el relativismo moderno. El secretario del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa, Aldo Giordano, declaró el viernes que los cristianos «están muy tristes por una sátira que falta el respeto a los hermanos de otras religiones».