La selección croata, fundida

El seleccionador croata, Lino Cervar, es un claro ejemplo del único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Sus estrellas, casi nunca sustituidas por los suplentes, llegaron fundidas a las semifinales, como ocurrió hace un año, cuando fueron borradas por España en la final del Mundial de Túnez. El triunfo de Alemania sobre Rusia por el 5º puesto sitúa a los tres clasificados del grupo previo de España entre los cinco primeros del Europeo.

La calidad de Francia es incuestionable; ayer brilló su defensa en 5-1 y, sobre todo, el portero Omeyer, autor de 21 paradas. Pero el partido no fue válido para saber quién de las dos selecciones es mejor porque los titulares indiscutibles croatas no podían ni con los pantalones; fue triste ver al maravilloso Bálic arrastrándose y pidiendo cambios para coger aire. Añádase que su otro punto débil sigue estando en la portería, demasiado irregular, y se comprenderá porque la primera semifinal del Europeo no respondió a lo que se esperaba, excepto en un detalle: Lino Cervar sigue siendo muy tozudo.