Cartas

Multa

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Dejo el coche en marcha, con los intermitentes encendidos y mi hija de 14 años dentro, en un lado de la calle La Plaza. Voy a la farmacia a comprar una medicina. Vuelvo, tras la pequeña espera de cinco minutos en la cola de la farmacia, y me encuentro a mi hija con una multa en la mano.

Acudo a la pareja de la Policía municipal que acaba de imponer la sanción y «tienen orden del delegado de multar a todos los coches». No hay piedad.

Es verdad, no se puede parar en esta dichosa calle, aunque no estorbes al tráfico ni a los peatones, pero es la calle La Plaza.

Mientras tanto, en el puente de Los Remedios, el atasco es monumental, como todos los días y a casi todas horas, pero la Policía no está.

Por cierto, la multa pone: «Estacionar sobre la acera; observaciones: ausente», lo que es falso; el coche no estaba estacionado y había una persona dentro. La rara presencia de la Policía municipal en la calle a esa hora se debería, seguramente, a que se estaría celebrando algún acto en el salón de plenos municipal.

Gracias, señor delegado, por su celo en mantener limpia de coches la calle La Plaza. Le animo a que mantenga el mismo celo para solucionar los atascos permanentes en el centro y las salidas del pueblo, donde la presencia de los agentes municipales brilla por su ausencia. Le animo a que se dé una vuelta por cualquier barrio de Chiclana y verá coches mal aparcados hora tras hora.

Verá pasar moto tras moto, con ocupantes sin casco, delante de cualquier agente, si lo encuentran, y hacer caso omiso.

Hace unas semanas, estacionaba en el vado frente al ayuntamiento, reservado al coche del alcalde y demás, el vehículo de un conocido ex promotor de Chiclana, delante de los agentes, que le dejaron hacer sus gestiones sin multarle ni decirle nada.

Pero como no es la calle La Plaza, en horas de Pleno Municipal , no tienen orden del señor delegado.

Teófilo Allende. Chiclana