Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizActualidad
MILENIO

Mora y crece

JUAN TEBA/
Actualizado:

La egabrense Carmen Calvo, a la sazón ministra de Cultura, jamás ha quemado una iglesia: se casó en primeras nupcias como Dios manda hace veinticinco años, y hasta hoy. Su hija Julieta es el resultado más vistoso y llamativo de esa unión. Tampoco se le conoce a la señora ministra devaneos con gente excéntrica ni que haya tenido pleitos con Hacienda, salvo pruebas en contra, ni con la Santa Madre Iglesia.

Fue consejera de Cultura de la Junta e inauguró el Museo Picasso de Málaga, sin olvidar la exposición 'El esplendor de los Omeya'.Una señora normalita, aunque eso sí, con mucha marcha por la cosa de la Cultura con mayúscula y cierta mano izquierda con la gacetillería superviviente y los marchantes de arte.

Pero desde que se le ocurrió asistir días atrás a la ramplona velada de los premios cinematográficos de la llamada Academia de Cine, luciendo un traje espectacular de Ágatha Ruiz de la Prada, almas y plumas piadosas del periodismo de opinión patrio, más tertulianos de silicio activados en cuaresma, productores de televisión sin alma, políticos de las zonas limítrofes del arco parlamentario y algún que otro gigoló en paro, la han tomado con ella.

Porque es cierto que mora y crece en la patria española y sus autonomías una fauna no muy numerosa pero sí activa y colorista que la toma con todo aquel, o aquella, que dibuja un arabesco de improviso o suelta una frase sin venir a cuento que rompe lo políticamente correcto para disparar contra esa criatura, Pero es evidente que vamos progresando. Centurias, atrás, más bien pocas centurias, el Santo Oficio la quemaba y en paz.

Nadie está a salvo de esas posiciones reduccionistas y bobaliconas. Suele ser, a veces, consecuencia de la edad avanzada que va reduciendo las ilusiones de esa gente de corazón prieto y carnes magras. En fin, la ministra Carmen Calvo lució muy bien el espectacular modelito y, además, se aseguró sine die un trato «putamadre» de un periódico muy ruidoso de la capital de la nación única española. Amén.