OPA inevitable
Actualizado: GuardarComo todo el mundo suponía, y cabía esperar, el Gobierno ha autorizado la OPA lanzada por Gas Natural sobre Endesa. No podía ser de otro modo, una vez que el deterioro político y la pérdida de imagen causados por la forma en la que se han desarrollado los acontecimientos hacían imposible cualquier otra salida; la OPA surgió en un momento muy inoportuno: en plena discusión sobre el proyecto de reforma del Estatut y con la sensibilidad hacia todo lo catalán en plena ebullición, y no ha tenido más remedio que huir hacia delante, independientemente de los estrictos criterios financieros. La destacada participación de La Caixa en el equipo de acoso y el hecho de que Endesa sea uno de los últimos reductos de poder económico que le quedan al Partido Popular, condujo lo que debería haber sido una operación mercantil directamente al foso de los enfrentamientos partidistas y de las disputas políticas. Tampoco han ayudado a la clarificación de la operación las actuaciones de los organismos reguladores; no tanto porque la decisión del Tribunal de Defensa de la Competencia llegase a conclusiones radicalmente diferentes a las emitidas anteriormente por la Comisión Nacional de la Energía, sino por la apabullante constatación de que los miembros de ambos organismos, nombrados a solicitud de los partidos, reproducen sin fisuras las voluntades de éstos y actúan en función de sus públicas posiciones. En este sentido, el daño causado a la credibilidad de los órganos encargados de velar por el buen funcionamiento de los mercados y por defender el interés de los ciudadanos es enorme y, probablemente, irreversible.
Las condiciones impuestas a la OPA por el Gobierno, que aumenta ahora las desinversiones que en su día comprometió el retador, son perfectamente asumibles por Gas Natural que, en ningún caso, puede volverse atrás y dejar al Gobierno en una situación que sería insostenible y rayana en el ridículo público. Es ahora, cuando las decisiones pasan a depender de los accionistas de la compañía eléctrica, quienes son en realidad la última y definitiva instancia de todo el proceso. Considerando la evolución relativa de las cotizaciones de ambas empresas, desde el día en que se lanzo la oferta, no cabe duda de que Gas Natural deberá mejorarla de forma apreciable si quiere tener algún eco en el mercado. Y es muy posible que la mejora tenga que referirse tanto al precio total, para superar el valor que refleja la Bolsa, como a la fórmula de pago, aumentando la parte que se entrega en dinero para facilitar su visualización. En otras palabras: lejos de haber terminado, quedan aún varios capítulos para completar esta "saga" financiera.