Trabajando de espaldas al escenario
La mayoría de los trabajadores del Falla son aficionados, pero no pueden disfrutar de ninguna actuación
Actualizado: GuardarQue suerte, picha, te cuelas en el Falla! Seguro que la mayoría de los currantes del teatro han oído más de una vez estas palabras de la boca de algún familiar o amigo. Pero no es oro todo lo que reluce. Y es que la mayoría del personal que trabaja en el interior del teatro no tiene ocasión de disfrutar de ninguna actuación durante los días de concurso.
Como a buenos gaditanos, a ellos también son aficionados a las coplas, pero tienen que resignarse, qué remedio.
Taquilleros, porteros, vigilantes, técnicos, personal del Patronato, camareros y acomodadores son solamente algunos de los ejemplos de los trabajadores que sí, se cuelan en el teatro, pero no pueden disfrutar de sus agrupaciones favoritas.
«Hombre, en realidad no da tanto rabia porque no sabemos cual está bien y cual está peor, pero ya en semifinales nos dará más pena no poder asomarnos al escenario», comenta Chico, uno de los integrantes del equipo de seguridad desplegado para el buen funcionamiento de las funciones.
Toda la noche junto a una puerta o en una esquina, sabiendo que tras esa pared que guardan hay cientos de personas disfrutando del espectáculo.
Algo mejor está el personal que trabaja en el gallinero, desde donde sí que puede disfrutar de algunas de las agrupaciones, sin desviar la atención de su cometido, claro está.
Pocos son los afortunados que pueden ver alguna actuación, pero, como algunos de ellos comentan, los que peor lo pasan son sus compañeros que están frente al escenario, pero de espaldas. Y bien cierto que resulta, porque debe ser muy complicado estar durante horas contemplando rostros alegres y carcajadas sin poder echar la vista atrás, tan sólo mirando de reojo.
De espaldas al espectáculo, así es. Se asemeja esta situación a los encargados de seguridad que podemos ver a pie de cesped en los estadios de fútbol. Los vigilantes de la grada, aunque con el comentado aspecto que últimamente luce el Carranza, los del estadio gaditano se podrían llamar los vigilantes de la playa, con la mala suerte añadida de que, además de no ver los goles amarillos, tampoco está por allí Pamela Anderson para vigilarla a ella un rato.
En definitiva, muchos de los colaos del teatro Falla ven y oyen menos coplas de carnaval que cuando no trabajaban en el teatro. Y se lo dice uno que se pasa la noche de arriba a abajo.