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Un antojo exquisito

Familias enteras trabajan a destajo en la recolección de este cultivo tradicional

JESÚS M. ARAGÓN/CONIL
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Manuel Pérez Guzmán es uno de los más de medio centenar de agricultores que trabajan en estos momentos en una plantación de su propiedad el cultivo de la fresa en Conil.

Desde su finca de poco más de 2.000 metros cuadrados de extensión en los que combina los túneles acolchados a modo de invernaderos donde se plantan las matas de fresas traídas de Palencia con otros productos hortofrutícolas, nos cuenta que sus ganancias disminuyen cada día más pese al encarecimiento de esta fruta en los mercados. «Eso nos pasa a todos los agricultores con muchos productos, no sólo la fresa. El precio que paga el consumidor es el doble o más del que nosotros ganamos y eso se lo llevan los intermediarios».

Manuel, en compañía de sus padres que acuden con curiosidad a la visita que realiza LA VOZ a su plantación durante la mañana de ayer, continúa relatando cómo es el día a día del trabajo en el campo. Entretanto descubre parte de uno de esos túneles donde se cobijan las fresas. «El sol no puede darle directamente y los plásticos protegen la fruta del frío y con unos agujeros se deja que la planta respire», añade, a la par que su padre irrumpe en la conversación para recordar los esfuerzos que supone sacar adelante el producto.

Carestía

«Recoger las fresas tiene mucho trabajo, los riñones lo padecen porque hay que estar levantando los plásticos y volviéndolos a poner, limpiar de hierbas de los pasillos e hileras, etcétera».

Manuel y su familia viven en una coqueta casa al lado mismo de la plantación y su cariño hacia las fresas hace que en estos momentos sean parte de la producción más apreciada de la localidad conileña. «Los tratamientos de las fresas, los abonos y todos los productos que se le echan son muy caros. Además, la fresa es una fruta que se estropea con mucha facilidad con el calor».

Esta apreciación no es baladí, y es que en apenas dos meses, cuando los termómetros alcancen temperaturas más elevadas, la producción de fresa deberá ser recolectada al completo y de forma veloz para evitar que maduren en exceso y se estropeen.

Todo el año

Por si fuera poco el trabajo no es exclusivo de una época determinada del año, puesto que las fresas deben ser plantadas hace meses para recoger ahora sus frutos, unos «enormes y colorados fresones, de un sabor y calidad inmejorables». Paso posterior será su comercialización, de la que en Conil se encarga la Cooperativa Nuestra Señora de Las Virtudes, cuyos técnicos visitan periódicamente las distintas plantaciones de fresas de la zona para comprobar su evolución y asegurar el mayor grado de calidad posible de la fruta.