MILENIO

Medular incisiva

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Ayer fue Ángel Acebes, secretario general del PP, el dirigente del centroderecha que se sumó en Andalucía a la cruzada laica -permitan la expresión- de recogida de firmas, no para celebrar un referéndum sobre el Estatut, que ello, jurídicamente, es imposible como todos sabemos, sino para desvelar el grado de rechazo de buena parte de España al nuevo status quo catalán.

Un magnífico argumento, la incorporación de Acebes a la campaña, para escribir sobre él. Porque don Ángel es, con diferencia, el miembro de la gerontocracia popular más literario al poderse detectarle abiertamente elementos del pasado y del presente que conviven en armonía ejemplar, lo cual es de nota. El prócer Acebes es tan reflexivo y monocorde en la oposición como era en su etapa de ministro del Interior, un cargo que no está al alcance de cualquiera, hay que reconocerlo.

Duro a través de la palabra e hierático en la denuncia política, machacón hasta poner de los nervios al adversario y mirada diamantina tanto si es interpelado por un varón o una hembra. Un perfil de posguerra total y modales de terciopelo cuando alterna con los jefes. Y no se permite licencia alguna con la machacada gacetillería de estos tiempos que elabora la crónica diaria de una patria en tenguerengue por la que transitan minutos armados de las demagogias más desatadas, ya sean patrias, nacionalistas o pseudo- religiosas del arco iris político.

Pero Acebes no duda ni entra en crisis. Es un bastión imperturbable del conservadurismo patrio, y hay que agradecerle el gesto de sumarse en Andalucía a la campaña, un pasaje de la política española que será estudiada con estupor por los españoles desde posiciones muy encontradas. Un tipo castellano total de perfil junto al meridional y explosivo Arenas Bocanegra. Qué medular más incisiva y complementaria: la tormenta y el éxtasis, el látigo y el silicio. Y eso que la cuaresma se antoja lejanísima desde la inminencia carnavalesca.