ESPAÑA

Conde-Pumpido tomó la medida porque «la paciencia tiene un límite»

Nombrará jefe de la Audiencia a alguien de su «plena confianza» para no tener que intervenir «permanentemente»

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El fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, dejó ayer de lado la diplomacia y la prudencia habitual de sus intervenciones públicas y narró con pelos y señales, ante un auditorio de excepción formado por los principales responsables del mundo judicial, cómo y por qué exigió el miércoles a Eduardo Fungairiño que dejase de ser el fiscal jefe de la Audiencia Nacional. Una reclamación que planteó -resumió- porque «la paciencia tiene un límite».

Conde-Pumpido aseguró que Fungairiño ha incumplido «de forma reiterada» el principio de «unidad de actuación del Ministerio Fiscal» que consagra la Constitución, el que obliga a todos los fiscales a acatar las órdenes y directrices que marca el fiscal general. «La paciencia tiene un límite y llega un momento determinado en el que el fiscal general tiene que adoptar aquella decisión que la ley establece: el relevo, que puede ser voluntario o por la vía de la remoción (disciplinaria)», explicó.

Dicho y hecho. El miércoles, en su despacho de la Fiscalía General, había dos documentos: un expediente para iniciar la remoción del fiscal jefe -basado en un listado de incumplimientos- y un borrador de carta de renuncia. Conde-Pumpido le dio a elegir. «Libre y voluntariamente, y con la madurez suficiente de un fiscal experto en estas cuestiones, opto por la renuncia voluntaria», afirmó el fiscal general, que añadió que Fungairiño le solicitó que en la carta de dimisión constase que renunciaba por «motivos estrictamente personales», como así fue, pero «yo le acepté la renuncia por motivos profesionales», matizó Conde-Pumpido, con cierto tono de enfado.

Conde-Pumpido no desgranó los agravios que le atribuye a Fungairiño, pero dijo que las tres últimas gotas del vaso fueron la no comunicación de problemas serios en la instrucción del 11-M, la no intervención en una demanda contra un magistrado de la Audiencia Nacional y la no información a la Fiscalía General y al Supremo con tres meses de antelación de que se podían producir excarcelaciones de terroristas por dilaciones procesales.

Quinielas

Conde-Pumpido dijo que no está dispuesto a que esta situación se repita en la Audiencia Nacional, por lo que adelantó que el sucesor de Fungairiño será «un fiscal experimentado y excelente profesional, con experiencia de jefatura», pero, sobre todo, una persona de «su plena y absoluta confianza». Debe ser alguien que «sintonice con los criterios del fiscal general del Estado, para evitar disfunciones y que tenga que estar interviniendo de forma permanente».

El proceso de renovación del cargo, que el Gobierno podría iniciar la semana próxima con la convocatoria de la plaza, puede durar al menos un mes, tiempo en el que el teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Jesús Santos, será el jefe en funciones. Dos de los nombres que más suenan son los fiscales jefe de Cataluña y de Galicia, José María Mena y Carlos Valera, respectivamente.