La Guardia Civil descubre en un barco averiado un completo taller de expolios subacuáticos
Los agentes están inspeccionando un buque que lleva un año atracado en el muelle comercial de El Puerto Además de herramientas, han aparecido piezas antiguas
Actualizado:Una perfecta tapadera pero con alguna fisura por la que se colaron ayer agentes de la Guardia Civil, que descubrieron un taller de expolios subacuáticos en el interior de un barco averiado. Por la mañana, el grupo de patrimonio del Seprona inició el rastreo del buque Louisa, que lleva atracado por una avería en el muelle comercial de El Puerto cerca de un año.
Los agentes llevaban un mandato judicial que les autorizaba a entrar al buque, de unos cincuenta metros de eslora. Este detalle confirma que el registro es la fase operativa de una investigación que arrancó tiempo atrás. El pabellón de la nave no se pudo confirmar, ya que no ondeaba bandera alguna en el barco. En los listados internacionales de buques aparece registrado una nave de estas mismas características, que navega bajo bandera de San Vicente y Granados.
En el interior del buque, además de los agentes y una arqueóloga que servía de apoyo para verificar los restos que podrían encontrarse, estaban tres miembros de la tripulación, dos hombres y una mujer, de nacionalidad extranjera, que presenciaron el registro. Todo indica, según pudo saber este periódico, que estas personas pertenecen a un grupo organizado dedicado al expolio de yacimientos acuáticos.
Cartas náuticas
Lo primero que apareció en la inspección fue abundante documentación, entre la que había mapas y cartas náuticas donde aparecían señalados los sitios donde hay yacimientos arqueológicos. Poco después, se descubrieron las primeras piezas antiguas. Este periódico confirmó el hallazgo de una decena de balas de cañón, cinco anclas romanas y varias piezas de ánfora. Muchas de estas piezas están muy deterioradas y no se sabrá su verdadera antigüedad hasta que no pasen por el filtro de los técnicos de Cultura.
Pero las piezas no fueron lo más llamativo del hallazgo, sino las numerosas herramientas que había en el interior del buque, que lo convertían en un completo taller de expolio subacuático. Sensores, detectores y otros instrumentos, de tecnología avanzada, para sacar con precisión y eficacia restos arqueológicos del mar. Las mismas fuentes consultadas señalaron que la instalación de esta especie de laboratorio no era obra de unos simples aficionados a cazar tesoros; sino que indican una mayor profesionalidad.
El Louisa no es el único barco implicado en esta operación de la Benemérita. Al parecer, los expoliadores utilizaban el buque atracado en El Puerto como base de operaciones. Allí trasladaban las piezas que hallaban en sus expediciones y era el lugar donde también eran analizadas. En sus incursiones en la mar, empleaban otra embarcación, que también está siendo investigada.
La inspección se prolongará en los próximos días. Fuentes cercanas a la investigación reconocieron a este medio «que aún queda mucho por hacer».