Una larga recta final

En el fútbol, como ocurre en las carreras de fondo, la manera de recorrer la recta final de la Liga constituye la clave que determinará los equipos que alcancen las metas prefijadas y los que, por el contrario, fracasen en su intento. Todos sabemos que, en la actualidad, el éxito de una temporada depende del acierto que hayan tenido la directiva, los miembros del equipo técnico y, sobre todo, el entrenador, para elaborar una plantilla, para administrar sus fuerzas y, sobre todo, para planificar esa sucesión de encuentros decisivos en las condiciones óptimas para abordar este último tramo. Recordemos a equipos que, como el Levante, tras haber completado una primera vuelta exitosa, terminaron la temporada en los últimos puestos de la clasificación. Como pudimos comprobar la temporada pasada, las dificultades de la segunda vuelta aumentan, no sólo porque las fuerzas disminuyen y crecen las presiones, sino porque todos los equipos se estudian mutuamente y descubren sus puntos fuertes y sus zonas débiles. En la actualidad, gracias a los ojeadores y, sobre todo, al minucioso análisis de los videos, los entrenadores conocen las estrategias diseñadas por los colegas de los equipos contrarios y calibran las virtudes y los defectos de cada miembro de las plantillas adversarias. Ésta es una de las explicaciones de los problemas que el Racing de Santander planteó al Cádiz el sábado pasado. A partir de ahora, será difícil sorprender a los equipos que nos visiten a no ser que, hábilmente, se vayan cambiando las alineaciones, se ensayen nuevas fórmulas estratégicas de defensa y de ataque, y, sobre todo, se conciban jugadas imaginativas a balón parado. Menos mal que, con la incorporación de caras tan nuevas como las de Lucas Lobos, Fernando Morán, Luciano Germán Vella e, incluso, con la colaboración de los casi inéditos Óscar Limia, Iván Ania, Benjamín, Mario Silva, Berizzo y Medina, el equipo amarillo puede resultar un conjunto desconocido, capaz de despistar a propios y a extraños.