Bush rechaza el derrotismo sobre Irak, la adicción al petróleo y las ambiciones de Irán
El presidente de EE UU justifica y presume del espionaje telefónico sin permiso judicial
Actualizado:Con el triunfalismo de su reválida de hace un año convertido en algo del pasado, el presidente Bush ha utilizado su quinto discurso sobre el estado de la Unión para replegar velas, defender su gestión, plantear limitadas nuevas iniciativas y empezar a concentrarse en las elecciones legislativas del gigante americano en cuestión de diez meses. Pero sin poder obviar las limitaciones de su gastado capital político y la constreñida realidad presupuestaria de unas arcas federales plagadas de números rojos. Aún así, durante su alocución de unos 50 minutos, el ocupante de la Casa Blanca advirtió por lo menos siete veces contra la tentación de retirarse en frentes que abarcan desde Irak a Irán pasando por la «adicción» de Estados Unidos al petróleo de países inestables.
En el frente internacional, Bush reiteró las líneas maestras de su segundo discurso de toma de posesión sobre la lucha contra la tiranía, pero sin caer en amenazas, represalias o advertencias contra los flecos del eje del mal.
A pesar de que Irán ocupa en estos momentos la atención diplomática del mundo, Bush se limitó a recalcar la necesidad de un firme consenso internacional -con el liderazgo de su Gobierno- para que el régimen integrista de Teherán no desarrolle armas nucleares. Según su diagnóstico, Irán «es una nación ahora mantenida como rehén por una pequeña élite clerical que está aislando y reprimiendo a su pueblo», además de patrocinar facciones terroristas en los territorios palestinos y Líbano.
Reducir las tropas
Ante un conflicto como el de Irak cada vez más impopular en la opinión pública de Estados Unidos, Bush ha retado en su mensaje anual a los que cuestionan la guerra y la posguerra afirmando que «existe una diferencia entre la crítica responsable que apunta hacia el éxito y el derrotismo». El presidente se limitó a indicar que de lograrse el progreso adecuado «debemos ser capaces de reducir nuestros niveles de tropas».
Más vehemente y pormenorizada ha sido la defensa realizada por George W. Bush del permiso a la Agencia Nacional de Seguridad para interceptar sin permiso judicial comunicaciones dentro de EE UU de individuos vinculados con Al Qaeda. A juicio del presidente, esas actividades totalmente legales «son una herramienta esencial para la seguridad de Estados Unidos», que han ayudado a prevenir ataques terroristas.