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América se queda sin rifle

El mítico Winchester, nacido en 1866, deja de fabricarse

TEXTO:/PEDRO RODRÍGUEZ
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Al final no ha caído víctima de un ataque de los indios ni a manos de una partida de cuatreros. El Winchester, el legendario rifle convertido con la ayuda de Hollywood en un icono americano, ha mordido el polvo a manos de un forajido mucho menos peliculero pero más implacable: la barata competencia extranjera. Después de un siglo y medio de producción continuada, la compañía U.S. Repeating Arms ha anunciado el cierre de sus instalaciones en New Haven donde el rifle que conquistó el Oeste se ha venido fabricando desde 1866.

En una debacle financiera comparable con los problemas de General Motors o Ford, la fábrica dejará en la calle a doscientos trabajadores en marzo. El cerrojazo no ha sido una sorpresa tras una década de pérdidas crecientes y centenares de despidos graduales. El año pasado se produjeron 80.000 armas, una sombra de lo que Winchester llegó a ser durante la Segunda Guerra Mundial, que con ayuda de una plantilla de 19.000 trabajadores ayudó a hacer realidad el eslogan de Estados Unidos como arsenal de la democracia.

Winchester ya llevaba años fabricando escopetas en Bélgica y ensamblándolas en Portugal, además de reproducir piezas para coleccionistas en Japón. Pero al final, la empresa no ha podido competir con productos mucho más baratos producidos por competidores en Turquía, China o Brasil, casi a mitad de precio. Como ha declarado David Bichrest, secretario ejecutivo de la Asociación de Coleccionistas de Winchester, «es una verdadera pena, es el final de una era».

Una era de imágenes arquetípicas con ayuda de Buffalo Bill, Billy el Niño y John Wayne, que en vida llegó a servir como imagen para la marca luciendo un modelo 94 en varias de sus clásicos, como Río Bravo. Y el presidente Roosevelt con un modelo de 1895 para caza mayor en su famoso safari por África. Sin olvidar el western protagonizado en 1950 por James Stewart, precisamente titulado Winchester 73. Toda una saga de pólvora, plomo y simplicidad genial basada en la ambición de Oliver Winchester, un camisero de New Haven que a mediados del siglo XIX adquirió la patente de un revolucionario rifle capaz de disparar múltiples cargas albergadas en cartuchos sin las tremendas limitaciones de otro tipo de mosquetes y carabinas.

La clave de su éxito empresarial fue ser el primero en producir en masa un rifle de palanca, resistente y fiable, como para destacar en la reñida industria de armas de Connecticut, sede de otras históricas empresas como Colt y Smith & Wesson. Tras el cierre de Winchester, con diferencia, el mayor número de trabajos en New Haven se concentra desde hace tiempo en torno a la Universidad de Yale y las múltiples empresas de biotecnología creadas a la sombra de ese prestigioso campus. Como dijo el propio John Wayne al final de una de sus películas sobre la desaparición del Viejo Oeste, «los tiempos cambian, usualmente a mejor».