Carrusel político
El líder popular se dio un baño de masas en la plaza de Las Flores, con muchos gaditanos apoyando el referéndum
Actualizado:No se veía un lleno parecido en la plaza de Las Flores desde el último carrusel de coros. La visita de Mariano Rajoy sirvió ayer de magnífico entrenamiento de cara a lo que queda por delante del mes de febrero.
No hubo coplas, pero sí consignas, la mayoría contra el nuevo Estatuto para Cataluña y a favor del regreso del Partido Popular al Gobierno de España. Con Teófila Martínez como principal escudera, el presidente popular se dio un auténtico baño de masas plagado de estampas curiosas.
Rosario Pedreño, por ejemplo, obligó a tres de sus ochos hijos a que la acercaran a la plaza para poder firmar en apoyo al referéndum popular que propone el PP frente al acuerdo político entre el PSOE y CiU. Rosario firmó, sonrió y se quedó esperando a Rajoy. Sus ideas podían más que sus años. «Tengo 92 años. Tiempo suficiente para saber que la división sólo trae problemas. Yo sé lo que es una guerra y pasarlo muy mal, así que es mejor que le pregunten a los españoles qué quieren de verdad», afirmaba.
La veteranía de Rosario contrastaba con las nuevas generaciones populares que invadían cada metro cuadrado de la plaza. Marta Millán, 20 años, estudia en Cádiz, pero es de Córdoba ,y junto a varios compañeros de su residencia universitaria intentaba convencer a los transeúntes de que estamparán su rúbrica. «El Estatuto afecta a todos los españoles, así que todos deberíamos poder dar nuestra opinión», aseguraba Marta. «Las comunidades menos desarrolladas serán perjudicadas y eso no debería permitirse», añadía su amiga Cristina. Para que luego se diga que los jóvenes no están informados y no se implican ideológicamente.
«Zapatero dimisión»
El grito más escuchado. Los socialistas jugaban en desventaja, aunque no todos se arredraban por estar en minoría. «Yo no le doy la mano, si quiere le doy una pata», sentenciaba la dependienta de uno de los puestos situados frente al mercado de abastos. Segundos más tarde, cumplía su declaración de intenciones al acercar al presidente popular la pierna de un maniquí cuando éste se disponía a estrecharle la mano.
«Rajoy dale caña a Zapatero por el bien de España» cantaba incansable una espontánea chirigota formada un variopinto grupo de señoras, que acompañó a Rajoy en su paseo por el Mercado, donde se le recibió con división de opiniones, aunque pudo sacar un buen paquete de churros hechos especialmente para él.
El paso por la provincia del presidente popular concluyó en las instalaciones de Cupimar en San Fernando, donde, en un ambiente más calmado, se sorprendió que una dorada tarde un año y medio en ponerse en hermosa. «De pequeño yo pescaba en la playa con gusanas, esas cosas son algo que tenemos en común la gente que vive cerca del mar», dijo Rajoy antes de marcharse encantado con su visita a la provincia.