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El presidente iraní, Mahmud Amadineyad, reza de rodillas ante un retrato del ayatolá Jomeini. / AP
MUNDO

Irán amenaza con romper el diálogo si su programa nuclear es remitido a la ONU

China y Rusia median tras acordar los miembros permanentes del Consejo de Seguridad que la AIEA informe mañana El titular de Exteriores del país persa cree posible llegar a un consenso

ÍÑIGO GURRUCHAGA/CORRESPONSAL. LONDRES
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El Gobierno de Irán emitió ayer signos contradictorios sobre su disposición a cancelar o prolongar las gestiones diplomáticas para resolver la creciente crisis internacional sobre su programa nuclear, después de que los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania aumentasen la presión sobre Teherán.

El jefe del equipo negociador de Irán sobre la cuestión nuclear, Ali Larijani, afirmó, según la agencia de noticias progubernamental Mehr: «Estamos obligados por una ley aprobada en el Parlamento a levantar todas las suspensiones y detener la implementación del protocolo adicional» -que su Gobierno ha firmado con la Agencia Internacional de Energía Atómica(AIEA)- «si se remite o informa de nuestro caso al Consejo de Seguridad».

Pero el ministro de Asuntos Exteriores, Manouchehr Mottaki, declaró en Londres, al término de una entrevista con su colega chino, Li Zhaoxing, que aún es posible llegar a un consenso y reiteró la conocida posición de su Gobierno sobre el destino civil de su programa nuclear.

El agravamiento de la crisis diplomática parece depender en el corto plazo de la veracidad de las palabras de Larijani sobre la inclusión de ambos términos diplomáticos -'remitir' o 'informar'- como obstáculos insalvables para que el Gobierno de Teherán rompa la vía de la negociación y las inspecciones.

Los cinco miembros del Consejo de Seguridad, con la presencia adicional de Alemania, aprobaron en la madrugada de ayer en Londres una declaración en la que se comprometen a instar al consejo directivo de la AIEA, a 'informar' sobre la situación en Irán al Consejo de Seguridad.

Plazos

La reunión del la AIEA se celebra mañana en Viena y, aunque delegaciones diplomáticas chinas y rusas viajaban anoche a Teherán para encontrar una salida a la crisis, el acuerdo del martes parece iniciar un calendario inexorable e inminente para que la agencia remita su primer informe al Consejo.

El acuerdo de los miembros permanentes y Alemania fue el resultado de un compromiso entre las posiciones más exigentes de Estados Unidos y los países europeos sobre la necesidad de remitir el caso iraní al Consejo de Seguridad y la más apaciguadora de China y Rusia, que se saldó con la inclusión del más suave término 'informar'.

Si este procedimiento no lleva a la inmediata ruptura de gestiones diplomáticas por Irán, cuyo Parlamento ha aprobado efectivamente una ley en la que obliga al Gobierno a suspenderlas en caso de remisión al Consejo de la ONU, los miembros permanentes ofrecen en su acuerdo un margen de maniobra.

En su declaración, que incluye una manifestación de esperanza de que la crisis pueda resolverse por vía diplomática y la necesidad de un largo tiempo de construcción de mutua confianza si así sucede, los miembros permanentes señalan que el Consejo de Seguridad debe luego esperar hasta un nuevo informe de la AIEA, en marzo antes de tomar decisiones.

¿Sanciones?

La crisis en torno al programa nuclear iraní se aceleró el pasado mes cuando Teherán decidió romper los sellos en la planta de Natanz y suspender su compromiso con los inspectores de la AIEA para interrumpir la producción de uranio enriquecido, que, según expertos occidentales, podría utilizar para uso bélico en los próximos tres años y que Teherán tiene derecho, como firmantes del Tratado de No Proliferación, a producir para usos civiles.

La actividad diplomática en las últimas horas muestra la disposición de Estados Unidos y sus aliados europeos a avanzar hacia posibles sanciones, cuyo diseño y aplicación tendrían una gran complejidad, entre otras razones por la necesidad de China de mantener estables o aumentar sus importaciones de crudo de Teherán.

El presidente de la OPEC, Edmund Daukoru, afirmó ayer el término de su reunión que Irán había manifestado su voluntad de mantener su producción de petróleo, que es el 15% de lo que producen los países del Golfo. El aumento de los precios del crudo en los últimos años ha permitido a Teherán crear un gran fondo financiero de reserva.

Irán, según los protocolos firmados con la AEIA, debería abrir sus plantas a los inspectores con un previo aviso de dos horas y facilitar el acceso también a instalaciones no registradas como nucleares. Según el 'Daily Telegraph', la delegación iraní en la AIEA es utilizada para recoger información que permita burlar la tarea de los inspectores.