ESPAÑA

Residencia y papeles, por favor

Calurosa acogida en la que el presidente es recibido con vítores y aplausos tanto por los melillenses como por los inmigrantes que aguardan para regularizar su situación

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Los melillenses esperaban con expectación la visita del presidente del Gobierno. Pese a no ser día festivo, más de un centenar se escaparon de sus puestos de trabajo para saludar y vitorear al presidente del Gobierno en una visita que todos calificaron de histórica. La férrea barrera policial desplegada en el Palacio de la Asamblea, primera parada oficial de la intensa agenda del presidente, no impidió que los melillenses aglutinados a las puertas del edificio gritaran «¿presidente, acuérdate de nosotros!" mientras desplegaban sus pancartas con mensajes como «Gracias por su visita» o «¿Viva el presidente Zapatero!». Entre los concentrados destacó un grupo perteneciente al colectivo de gays y lesbianas con la bandera del arco iris y una pancarta con el lema «Gracias, Zapatero, por permitir que nos casemos».

Buena parte de los protagonistas de la calurosa acogida eran ciudadanos de religión musulmana que viven en barrios periféricos de la ciudad. «He venido porque Zapatero apoya la paz y no la guerra y nosotros queremos que no haya más violencia en el mundo», afirmaba una mujer.

A solo 100 metros de la valla que el Ejecutivo central prometió reforzar para impedir nuevos asaltos y evitar que los subsaharianos resulten heridos al tratar de sortearla, el presidente del Gobierno visitó el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), frente al que el gobierno local ha construido un campo de golf. Le acompañaban los ministros de Administraciones y Sanidad, Jordi Sevilla y Elena Salgado.

Los cerca de 800 subsaharianos, argelinos y asiáticos que permanecen en el centro recibieron al presidente con la sonrisa encendida y aplausos. Todos querían tocarle, perseguirle y, a pesar de no hablar español, pedirle «residencia, por favor» y «papeles».

Las madres subsaharianas alzaban a sus bebés en brazos para que fueran visibles por la comitiva oficial con la esperanza de suscitar en ellos la sensibilidad y ayuda que necesitan y lograr su traslado a la Península con documentación. La mayoría de ellas estaban embarazadas cuando entraron en Melilla de forma clandestina en los meses de septiembre y octubre, coincidiendo con las avalanchas, y tuvieron a sus hijos en el Hospital Comarcal de Melilla.

Distintas comunidades

Los representantes de las principales comunidades religiosas presentes en Melilla -cristiana, musulmana, hebrea e hindú- también tuvieron ocasión de exponer al presidente sus principales inquietudes, entre ellas la necesidad de combatir el alto índice de fracaso escolar y el desempleo, que afecta sobre todo a los musulmanes.

Zapatero realizó también una breve visita al Centro Social de Mayores del Imserso. Allí, pudo escuchar como una mujer le habló de los problemas de los jubilados y de las pensiones, señalando que sabía que el suyo era «un pequeño problema comparado con el Estatut».