Los prefieren del filial
La tendencia de los 'Primeras' es apostar por técnicos de la cantera
Actualizado: GuardarLa nueva receta para sanear un banquillo en crisis, que subraya la figura del entrenador del equipo filial, parece que cobra protagonismo en el fútbol español después de la trayectoria inicial de Juan Ramón López Caro (Real Madrid) y Pepe Murcia (At. Madrid), y la reciente aparición en escena de Gonzalo Arconada (Real Sociedad).
Bien por fidelidad, ahorro o mejor conocimiento de las estructuras de una entidad, lo cierto es que los grandes clubes españoles de fútbol se decantan ahora por relevar a sus entrenadores agotados por aquellos que dirigen a sus equipos filiales, una tendencia que quiebra la fiabilidad que antes ofrecían técnicos en paro de mayor rango o segundos entrenadores.
El último ejemplo de todo ello lo protagoniza el citado Gonzalo Arconada, responsable técnico del filial de la Real Sociedad y que ha sido el elegido por el club donostiarra para relevar al destituido José María Amorrortu.
Mientras Arconada ni siquiera soñaba con esa lejana posibilidad inmerso en el ajetreo de la Segunda división B, un técnico joven, Juan Ramón López Caro, dejaba el Real Madrid Castilla para ocupar el sitio del brasileño Vanderlei Luxemburgo, posiblemente uno de los banquillos más codiciados del balompié mundial.
Pepe Murcia, que peleaba con el Atlético de Madrid B en la división de bronce, salió del anonimato tras serle confiada la misión de ayudar al conjunto rojiblanco de Primera a salir del bache en que cayó bajo la batuta del argentino Carlos Bianchi.
Del anonimato a la fama
Caro, Murcia y Arconada, de la noche a la mañana, han pasado del anonimato de un equipo filial a regir los destinos de plantillas con elevadísimos presupuestos, y el fútbol apenas se ha detenido por ello. El mensaje para navegantes es claro: si usted entrena al equipo filial de un gran club y la primera plantilla entra en crisis, vaya preparando el discurso de bienvenida para afrontar una nueva aventura en la Primera división.
No hace mucho tiempo y ante circunstancias similares, los presidentes de club no dudaban en dirigir su dedo índice hacia entrenadores en paro de elevado caché (reconocida experiencia) o «madridistas competentes que pueden ayudar al club», como dijo Florentino Pérez tras las contratación de Mariano García Remón o la que en su día firmó Lorenzo Sanz con Vicente del Bosque.