El PSOE presenta un caso en Argüelles como la primera denuncia de 'asustaviejas'
Facua avala que ha habido hechos «de dudosa legalidad» pero dice que aún no puede hablar de acoso inmobiliario El afectado denuncia inundaciones, falta de limpieza, cortes de luz y visitas de extraños a horas intempestivas
Actualizado: GuardarEl PSOE presentó ayer como el primer caso de asustaviejas una denuncia de un inquilino de la plaza Argüelles, 3 contra el Ayuntamiento.
Manuel Miraut González de la Torre presentó a través de la Asociación de Consumidores en Acción (Facua) dos solicitudes -el 26 de octubre y el 13 de diciembre- para que el Consistorio inspeccionara este inmueble. Ambas solicitudes, según el secretario local del PSOE, Federico Pérez Peralta, «han sido ignoradas». Se trata de una denuncia doble, ya que por una parte el inquilino dice sentirse presionado para que abandone el edificio y, por otra, éste está declarado Bien de Interés Cultural (por lo que también se le remitió una carta a la Junta de Andalucía) y se encuentra en mal estado.
Para el PSOE este es un caso claro de asustaviejas, y demuestra que el equipo de Teófila Martínez «mira para otro lado en este asunto». Los socialistas aprovecharon para denunciar que la comisión de trabajo para vigilar estos casos de acoso a los inquilinos se haya creado hace unos días, «cuando su creación se acordó en un Pleno de julio, hace siete meses». Pérez Peralta volvió a pedir por este y otros asuntos la dimisión del concejal de Urbanismo, José Loaiza.
En sus escritos al Ayuntamiento y a la Junta, Facua denuncia la «precaria» situación del inmueble, «puesto que no se ha asignado a nadie para la limpieza, no había luz en los espacios comunes y lo que comenzó como un pequeño goteo se ha convertido en una filtración de tamaña magnitud que está afectando a los cimientos de la finca por una tubería defectuosa».
Natalia Reyes Martínez, del Departamento de Reclamaciones de la asociación va más allá en el escrito presentado ante la Delegación de Urbanismo y afirma que «suceden hechos extraños, entre los que se encuentran el acceso de personas ajenas al edificio con la excusa de realizar obras que subsanen los desperfectos, todo ello en horario poco habitual para estas actividades y denotando posteriormente que no era tal su pretensión, puesto que no se produce ningún arreglo del edificio».
La finca fue vendida el pasado 11 de mayo a la sociedad mercantil Cala de la Araucaria, aunque a fecha de hoy el inquilino desconoce quién es el propietario, según explicó la responsable del Gabinete Jurídico de Facua, María del Carmen García de Lomas, quien sí ha mantenido contactos con la administradora, Carmen Ortiz Gurria. García de Lomas asegura que el caso aún no se puede catalogar como asustaviejas, «porque aún nos resta hablar con la propiedad».
Por su parte, Manuel Miraut afirma llevar toda su vida en este edificio y posee un contrato de arrendamiento indefinido. Los vecinos del inmueble -excepto él y otro más- han ido mudándose poco a poco y de hecho la administradora de la finca declaró a Facua -según consta en el escrito que esta organización presentó en Urbanismo- que «está casi deshabitado» y que «los vecinos que queden se organicen como puedan».
El inmueble donde reside Miraut data del siglo XVIII y está catalogado como Bien de Interés Cultural. «Hace dos años -prosigue- pasó la Inspección Técnica de Edificios, pero en un tiempo récord y debido a la flagrante intención de desalojar el inmueble de los propietarios, así como la negligente actuación de la administradora, la finca está acumulando un deterioro y unos desperfectos que pueden afectar y afectan directamente a la habitabilidad del inmueble».
En los tribunales
La administradora de la finca señaló a LA VOZ que Manuel Miraut no tiene contrato como inquilino, sino como uso de local y, de hecho, estudia presentar acciones legales porque, en su opinión, «no tiene derecho a vivir en ese inmueble». Ortiz Gurria niega que haya abandonado el mantenimiento del edificio y afirma que Cala de la Araucaria, a la que representa, quiere rehabilitar el edificio y de hecho ya han presentado un proyecto ante el Ayuntamiento. No obstante, dijo no conocer si ese proyecto incluye la reordenación del edificio para hacer nuevas viviendas y al mismo tiempo no quiso facilitar la identidad personal de los dueños, «porque no viven aquí y yo soy la representante».