Desazón

El lector ya sabe la que se ha liado con las bestiales declaraciones del actor Pepe Rubianes en la televisión catalana. Ahora la noticia es que el Consejo Audiovisual de Cataluña se ha desentendido del caso. ¿Empezamos por el principio? La implantación de consejos audiovisuales era una añeja reclamación de las asociaciones de telespectadores. El Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC) había funcionado, hasta hace poco, como referencia visible en este sentido. Pero el Gobierno catalán ha dotado al CAC de competencias que exceden el carácter que internacionalmente se atribuye a los Consejos, porque se le ha encomendado el control sobre la veracidad de las informaciones.

Una de las primeras iniciativas del CAC ha sido abrir un expediente a una conocida cadena de radio de oposición, gesto que en sí mismo representa una amenaza para la libertad de información. El hecho de que el Gobierno central haya señalado el caso catalán como ejemplo a seguir ha disparado todas las alarmas. Ahora el CAC tiene delante un típico caso en el que sí es de cajón que intervenga: esas declaraciones de Rubianes en la televisión pública catalana, en un programa de horario protegido, formuladas en términos extraordinariamente soeces y agresivos, dirigidas contra España y los españoles en general y contra los extremeños en particular.

La Federación Ibérica de Asociaciones de Telespectadores y Radioyentes, que agrupa a asociaciones de espectadores de España y Portugal, ha instado al CAC a tomar medidas punitivas sobre este asunto. En efecto, la intervención de Rubianes vulnera todos los límites marcados en su día en la Directiva comunitaria Televisión sin fronteras y en cualesquiera códigos de autorregulación. Pero el CAC no ha contestado. Tampoco parece que el Ministerio de Industria, titular de las competencias en materia audiovisual, vaya a intervenir ante la televisión pública catalana para que se cumpla la ley. ¿Sabe usted por qué? Porque para eso está el CAC.