Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizActualidad
Artículos

El 'febrerillo loco' que nos acecha

FERNANDO JÁUREGUI/
Actualizado:

Pereza da pensar en la que nos viene encima en este mes de febrero que llega entre fríos y sudores no menos fríos. Porque son muchas las cosas que van a ocurrir en las próximas cuatro semanas.

Verá usted: si nos ponemos a contar, tenemos, en primer lugar, el gran follón del Estatut, con Mariano Rajoy comenzando a recoger firmas en contra desde hoy. Luego, el estallido, ya incontenible, de la reforma constitucional, con el dictamen del Consejo de Estado, que el PP pretende que ha explotado en las manos del Gobierno, que fue precisamente quien encargó el estudio al alto órgano consultivo. Sigamos con el recuento: si Zapatero mejora de su pasajera indisposición, habrá viaje a Ceuta y Melilla, que esa es otra. Y, claro, el viernes, por si todo ello fuera poco, el Consejo de Ministros tendrá que tomar la decisión acerca de la OPA de Gas Natural sobre Endesa, un tema que envenena las relaciones económicas y hasta territoriales entre las dos españas. Un tema más de los que dividen radicalmente a este país nuestro, tan próspero y, sin embargo, ahora tan convulsionado.

Que hayan confluído dos debates políticos tan de fondo, con tantas implicaciones legales, sociales, económicas y territoriales, como las reformas de los estatutos de autonomía y el dictamen del Consejo de Estado sobre la modificación constitucional no es, no puede ser, algo meramente casual. Este mes de febrero comienza el debate parlamentario de los estatutos catalán y valenciano, y en los próximos días se conformarán las ponencias que estudiarán los nuevos estatutos andaluz y gallego. Todos ellos, claro que más el catalán, están sujetos a tensiones y sirven para azuzar esa pregunta que Rajoy quiere llevar a las calles de todo el territorio nacional acerca de si los ciudadanos consideran conveniente que España siga siendo una nación única, con todos iguales en derechos y obligaciones y en el acceso a las prestaciones públicas.

No estoy muy seguro de que se trate exactamente de una petición de referéndum o de una movilización callejera en torno a una cuestión, el Estatut catalán, que tiene alterados los ánimos de una parte de la opinión pública. Pero es un paso importante en la estrategia de la oposición, ahora que la mayoría de apoyo al Gobierno de Zapatero se cuartea y es posible que, a medio plazo, hasta cambie de configuración, Mas en lugar de Carod Rovira, una mudanza muy significativa, desde luego.

Soy de los que creen que el Estatut catalán saldrá de la comisión del Congreso limpio como una patena (ZP dixit) de gangas inconstitucionales, pero con el país más fracturado que nunca. Tarea de Zapatero, y creo que también de la oposición, y de los nacionalistas será cerrar las heridas. Que ya veremos si se cierran en Cataluña, en el País Vasco, en Galicia, puede que hasta en Andalucía...o en Madrid.

Ese distanciamiento creciente de los catalanes o de una parte de los vascos o los gallegos hacia Madrid es lo que más preocupa a muchos analistas y, claro, a no pocos ciudadanos.

Añádase a la ceremonia de la confusión nacional provocada por la secretista negociación del Estatut la llegada del dictamen sobre la reforma constitucional y tendremos una buena radiografía del estado de pasmo nacional que, tengo la impresión, vive estos días el país.

Claro, si usted añade a esto lo de Ceuta y Melilla y, encima, lo de la OPA, a nadie puede extrañar ese afortunadamente pasajero malestar de vértigo que dicen se ha apoderado en las últimas horas del principal inquilino de La Moncloa. Es un poco el vértigo de todos nosotros ante el galopar del cambio, vamos a decirlo así.