Una paloma vuela sobre los restos del centro de exposiciones de Katowice hundido por el peso de la nieve acumulada en su cubierta. / AFP
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Polonia pone fin al rescate con 66 muertos y da por fallecidas al resto de las víctimas

Las autoridades desconocen cuántas personas podrían haber quedado sepultadas en el pabellón de Katowice Distintas versiones cifran entre quinientos y mil el número de asistentes a la feria que acogía la nave

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Las autoridades polacas dieron ayer por concluidas las operaciones de rescate de las víctimas del hundimiento del techo del centro internacional de exposiciones de Katowice. Pese a desconocer el número de personas que podrían haber quedado atrapadas por los escombros, el siniestro se ha cerrado con un balance inicial de 66 muertos y 141 heridos. Se considera imposible que haya supervivientes y se ha decidido esperar a la retirada de los restos con maquinaria pesada para determinar el recuento final de víctimas.

Las frías temperaturas reinantes en la región de Silesia, por debajo de los veinte grados, imposibilitan que nadie haya conservado la vida aunque no hubiera muerto en el derrumbe. El jefe de bomberos de Katowice, Janusz Slukich, explicó ayer que los perros amaestrados utilizados en la operación de socorro no han detectado señales de vida y que los equipos de protección civil ya no pueden hacer nada más.

Se especula que todavía más de un centenar de cadáveres podrían encontrarse entre los cascotes y amasijos de hierros en que ha quedado convertido el pabellón. En el momento de producirse el hundimiento del techo en el recinto ferial, que acogía una exposición internacional de palomas mensajeras, había unas quinientas personas en su interior, según las estimaciones de la Policía. Algunos testigos hablaron de un millar.

Slukich dijo que la posibilidad de que no hubiera supervivientes cobró cuerpo ya la madrugada de ayer, cuando se decretó absoluto silencio para que los dieciséis perros pudieran explorar el terreno y detectar si había vida. El resultado fue negativo.

Los equipos presentes en la zona del siniestro no están capacitados para proceder a la retirada de escombros, pues se trata de fragmentos de estructura armada de enorme peso. «Eso sólo es posible con maquinaria y personal especializado», dijo Slukich.

Retirada de los equipos

Acto seguido anunció la retirada de los 1.350 policías, bomberos, gendarmes militares y mineros de las brigadas de socorro que habían participado en la operación. No obstante, señaló, «seguiremos controlando los trabajos para intervenir en el caso de que nuestra actuación sea necesaria y no abandonaremos este sitio hasta que no veamos todo el suelo limpio de escombros.

Las autoridades anunciaron una investigación que determine las causas del siniestro, pero distintas especulaciones ya circulaban ayer por Katowice. En opinión de Ewa Madej, jefa de la inspección de obras en la provincia de Szczecin, donde está enclavada la ciudad, el origen es una cadena de varios factores. «El primero pudo ser un eventual defecto en la construcción del edificio y la acumulación de nieve en el tejado, el segundo, las fuertes heladas que azotaron la zona durante más de una semana y que pudieron debilitar la construcción, y, en tercer lugar, la alta temperatura que reinaba en el interior del recinto ferial durante el acto», indicó.

En este sentido, testigos oculares confirmaron que la elevada temperatura que imperaba en el interior del centro pudo influir de manera negativa sobre la nieve que cubría el tejado. Ireneusz Salamon, criador de palomas decorativas que visitó la exposición de Katowice, declaró que al mediodía del sábado había en el recinto un gentío tan grande, él calcula que incluso unas 8.000 personas, que el calor del ambiente era elevadísimo. «Me sentí tan mal con aquel sofoco, parecido al de un baño turco, que salí de la nave. Volví cuando se produjo el hundimiento y vi cómo se rompían las tuberías de agua y salían de ellas grandes chorros de líquido que al poco rato se congelaba», añadió.

Para él y sus colegas, que ayudaron a sacar a la gente de los escombros, la alta temperatura interior pudo recalentar el techo y provocar que la nieve se derritiera y ya en parte como agua, provocara, por presión, el hundimiento del tejado.

El ministro de la Construcción y del Transporte, que acompañó al primer ministro, Kazimierz Marcinkiewicz, en su visita al lugar del siniestro, ordenó que se investigase si la nieve pudo ser la causante de la tragedia y si la capa que formaba superaba el medio metro permitido en las normas de seguridad.

Madej añadió a su hipótesis sobre las causas del accidente las vibraciones de las estructuras de acero del edificio que pudieron ser provocadas por la gran potencia de los altavoces que reproducían la música del conjunto que animaba la exposición de palomas.

El Gobierno ha ordenado que los administradores de grandes inmuebles y centro públicos limpien de nieve de los tejados.