Un futuro con muchas manchas
Diez jóvenes discapacitados gaditanos se forman como auxiliares de lavandería
Actualizado: GuardarMe gustaría y quiero ganar mucho dinero». «Soy muy feliz con este trabajo». «Me gusta venir porque aprendo muchas cosas». «Conozco a mucha gente aquí». Con estas palabras, diez jóvenes, de 21 a 30 años, con Síndrome de Down respondieron a LA VOZ, quien les preguntó si les gustaba su trabajo en la lavandería. Unos discapacitados suficientemente preparados, como rezaba en un anuncio de coches, que se forman para el día de mañana poder ejercer su profesión como cualquier ser humano, «ya que sus capacidades son las mismas que las de cualquier otra persona», recalca la monitora del programa de formación de lavandería, Luisa Seguro.
Sin embargo, «tienen mucho más que demostrar que los demás», apunta la monitora, cuando se incorporan al mercado laboral; pero estos jóvenes llevan casi toda su vida demostrando de lo que son capaces. La escuela fue la primera prueba. Los transportes, la segunda. La diferencia de la sociedad, la tercera y ahora, el trabajo. Empresarios y administraciones que dudan de sus capacidades y saberes y acaban diciéndoles: «Ya le llamaremos».
Un favor de amigos
«Si trabajan en la empresa privada es porque te hace un amigo un favor y sabe en qué consiste y cómo se trabaja desde la asociación», apunta un padre y miembro de la junta de la Asociación Síndrome de Down Asdown Cádiz y Bahía.Lejeune, quien ve como los empresarios apuestan poco o nada por los discapacitados. De ahí que la asociación crease su propia empresa Downintegra para asumir a a sus propios miembros, a quienes forma según la demanda de los discapacitados. Ahora trabaja con dos programas de formación: Uno, en la lavandería y otro, en la jardinería.
Entre toallas, sábanas, servilletas anda el juego de estos discapacitados, que los deben dejar como el oro y con más brillo que la cubertería de plata ya que las empresas les dan unas perras por el servicio.
Independencia
Un curso donde no sólo reciben información de cómo utilizar una plancha, la lavadora... sino que también se forman en habilidades sociales y en una matemáticas y una lengua aplicada a lo que van a «necesitar en su tarea diaria» además de conseguir «una autonomía y una independencia económica», porque «aunque muchos no lo crean ellos preguntan cuánto dinero les van a dar y cuántas vacaciones van a tener», apunta apesadumbrada la coordinadora María Ángeles.
Así, día a día se labran su futuro diez jóvenes discapacitados en un mundo insolidario que les niega una oportunidad entre olor a detergente y suavizante con muchas manchas que limpiar.