Condenados a prisión tres guardias civiles por facilitar el tráfico de hachís
Actualizado:La Sección Algeciras de la Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado a tres agentes de la Guardia Civil, de iniciales J.C.V.M., D.D.L. y R.J.L.P., a tres años y seis meses de prisión por un delito de tráfico de drogas y otro de revelación de secretos.
La sentencia impone también una multa de 1.800 euros a cada uno y los inhabilita para el ejercicio de sus funciones por un periodo de cuatro años y medio. Los tres funcionarios tendrán también que pagar una multa de 2.700 euros, a razón de seis al día durante quince meses.
La resolución corresponde a un juicio que sentó en el banquillo de los acusados, además de a los agentes, a otros cinco imputados por tráfico de drogas. Para estas personas, cuatro mujeres y un hombre, las penas oscilan entre los tres años y nueve meses y el año y ocho meses.
Sólo una mujer, de iniciales S.N.A., no entrará en prisión porque no tiene antecedentes penales, mientras que la sanción más dura es para R.F.N.G., que estará tres años y nueve meses en la cárcel. Además, la mujer S.M.A. y el hombre M.H.H. fueron condenados a tres años y un mes. Otra implicada, S.M.M., ha sido condenada a dos años y un mes, lo que la obligaría a ir a prisión al exceder el límite de dos años.
El juicio contra los tres agentes y los otros cinco acusados comenzó el pasado mes de octubre y quedó visto para sentencia en cuatro sesiones. Durante el proceso se anularon algunas de las escuchas telefónicas que habían sido ordenadas por un juzgado de Instrucción, ya que se entendió que se habían vulnerado los derechos de los imputados. Sin embargo, las penas impuestas no varían de las solicitadas en su día por el fiscal antidroga del Campo de Gibraltar, Emilio Miró.
Tráfico desde Ceuta
Los hechos juzgados ocurrieron entre mayo de 2002 y febrero de 2003. La sentencia considera como hechos probados que los agentes R.J.L.P. y D.D.I., gracias a su profesión, accedieron al listado de funcionarios que en cada turno trabajaban en el servicio de reconocimiento de viajeros procedentes de Ceuta y Tánger. Esa información de turnos se la transmitían por teléfono al otro funcionario condenado, J.C.V.M., usando un lenguaje en clave para hablar de los agentes de servicio.
Este agente era compañero sentimental de S.N.A., que viajaba a Ceuta de manera habitual para comprar la droga, en este caso hachís.