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La presión policial cerca de los colegios desplaza a los camellos a las zonas de ocio

Jóvenes y traficantes suelen conocerse y se comunican por teléfono móvil La Policía elaborará un mapa con los centros que precisan más vigilancia

SILVIA TUBIO/CÁDIZ
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Los primeros pasos dados en el plan nacional impulsado por el Ministerio del Interior para frenar el menudeo de droga en las puertas de los centros escolares ha revelado el desplazamiento de los pequeños traficantes a otras zonas donde piensan que el acoso policial es menor. Aunque en la provincia de Cádiz se venía realizando una vigilancia más estrecha en las inmediaciones de los colegios, antes de que el ministro José Antonio Alonso anunciara este operativo para todo el país, ha sido el bombardeo mediático, con alusiones constantes al aumento de presencia policial en estos lugares lo que ha asustado a los camellos, que han preferido trasladar su negocio a lugares más seguros, pero donde no pierdan clientela.

Así lo han explicado fuentes que están trabajando en el desarrollo del citado plan, que está a punto de entrar en su fase operativa en aquellos municipios gaditanos donde no se venía realizando ya un seguimiento más estrecho en las salidas y entradas de alumnos y en las horas de recreo, donde se incrementa el riesgo de trapicheos. Los siete municipios gaditanos donde sus responsables policiales decidieron por su cuenta que era necesaria esta actuación son Algeciras, Jerez, Cádiz, El Puerto, La Línea, Rota y Sanlúcar. En estas ciudades se lleva trabajando en erradicar el tráfico de estupefacientes a pequeña escala desde el segundo semestre del año pasado, y en estos municipios sí llevan parte del trabajo completado, ya que desde hace meses ha disminuido la actividad ilícita en las inmediaciones de los colegios, según las fuentes.

Traslado del trapicheo

Pero esa disminución es compartida en aquellas zonas donde no se había implantado ningún dispositivo especial de estas características, y es que el anuncio del denominado Plan Estratégico de Respuesta Policial ha servido para que al menos descienda la actividad ilícita en las puertas de aquellos centros donde no se aplicaba una especial vigilancia. Pero esa desaparición de camellos en los alrededores de los colegios no ha supuesto el final de las transacciones en las que están implicados adolescentes. Lo que han hecho estos traficantes de droga es trasladar su negocio hacia los lugares de ocio o de reunión como determinadas plazas donde se suelen citar los jóvenes.

Estos traficantes han elegido estas zonas porque es allí donde pueden encontrar a los jóvenes, tienen un mayor acceso a ellos y así no ven menguados sus pingües beneficios con la presión policial ejercida en los centros educativos.

Pese a que también estos lugares de reunión son objeto de vigilancia por la Policía Nacional y la Guardia Civil, con dispositivos específicos para evitar los problemas que ocasiona la movida, las fuentes consultadas señalaron que en este ambiente se mueven mejor y más cómodos los pequeños traficantes, que se ayudan de las multitudinarias concentraciones en torno a los botellones, bares y discotecas para pasar desapercibidos, camuflarse mejor entre el resto de jóvenes y, además, ampliar la posible cartera de clientes. Esa discreción es más complicada en las inmediaciones de los colegios, donde suelen ser rápidamente fichados.

Pero esta disminución del tráfico de droga a pequeña escala cerca de los centros educativos no ha significado que los jóvenes tengan más dificultades para acceder a la mercancía. Personas que están trabajando en el desarrollo de este plan reconocieron a LA VOZ que en muchos casos, los adolescentes están en contacto con aquellos que les suministran las drogas por teléfono móvil. «Lo que hacen ahora es quedar en otros puntos para poder comprar los estupefacientes, lejos del colegio e intentando escapar de las miradas de los policías». Para estos expertos, la solución no pasa sólo por un aumento de la presencia policial sino también por una labor educativa, que debe partir de las propias familias, para que los jóvenes asuman hábitos saludables y no entiendan la droga como un ingrediente esencial en su ámbito más cercano.

En estos momentos, transcurrida la fase de recogida de información por parte de la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior, a la que llegó todos los informes que manejan tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil sobre traficantes y zonas conflictivas, el plan ha entrado en una fase más activa con la entrevista de autoridades policiales con AMPAS y directores de centros.

El objetivo es conocer de primera mano cuáles son las necesidades que tiene cada colegio, para en función de lo que pida cada comunidad educativa crear un mapa con los centros que requieren una vigilancia más estrecha.