Amarillos
Actualizado:Cuatro ha recuperado un vetusto programa de entretenimiento que aquí se llamó Humor amarillo y emitió Telecinco. En realidad Takeshi's Castle es un concurso dirigido por Takeshi Kitano donde los concursantes son sometidos a pruebas de riesgo que, habitualmente, terminan con lesiones menores y golpes mayores. La cosa consiste en que usted ve el mamporro y rompe a reír. Hay mucha gente que se queda pasmada al ver cómo los concursantes se sacuden golpes brutales con tan alegre obstinación.
Pero estos dolorosos ejercicios son amables bromitas televisivas si los comparamos con las prácticas que uno descubre en las fiestas populares de la India, China o el propio Japón. «Son masocas», oyes decir por ahí. Pero no, todo es un poco más complicado. En las civilizaciones orientales, como norma general, el concepto de individuo es sensiblemente distinto al que nosotros nos gastamos; de hecho, hasta hace poco no podía decirse que allá existiera propiamente un concepto de 'individuo' al estilo occidental. En ese paquete entra un rasgo singular que es el desprecio del dolor. No quiere decir que a los chinos no les duela, sino más bien que el dolor tiene una importancia tan relativa como el individuo.
En Occidente reservamos la aceptación voluntaria del dolor para situaciones de abnegación extrema, ya sea en la fe o en el amor. En Oriente todo funciona de otro modo: el faquir, el flagelante o el kamikaze, que son prototipos propiamente orientales, representan formas rutinarias de dolor voluntario. La aceptación del dolor dota a la espiritualidad oriental de una impresionante capacidad de elevación. Por supuesto, eso funciona también en otros aspectos bastante menos edificantes. Es lo que vemos, por ejemplo, cuando estudiamos la historia de las guerras y las revoluciones en las culturas orientales, cuya violencia nos parece extraordinariamente desmedida. La zarabanda de golpes de 'Humor amarillo' es una versión televisiva y, por tanto, trivializada de esa constante antropológica.