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La derrota desata una Intifada en Fatah y sus militantes exigen cambios en el liderazgo

Centenares de milicianos y policías asaltan la Mukata en Ramala en protesta por el descalabro electoral Las fuerzas de seguridad temen una purga de Hamas

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Milicianos y militantes de Fatah radicalizaron ayer sus protestas en Cisjordania y Gaza para exigir la dimisión de los máximos dirigentes del partido, a quienes responsabilizan de la severa derrota que sufrió la formación gubernamental en las elecciones legislativas del pasado miércoles.

En Ramala los manifestantes, incluidos agentes de la Policía, asaltaron el complejo de la Mukata, donde están las oficinas del presidente, Mahmud Abbas (Abú Mazen), y en lugar en el que se halla enterrado Yaser Arafat. Al llegar a la tumba del histórico líder se postraron para rezar mientras los agentes les rodeaban para impedir que se dirigieran al edificio donde estaba el actual dirigente palestino.

«Hemos venido a visitarte, Abú Amar (Arafat), para que nos perdones por lo que ha ocurrido», cantaron los manifestantes delante de la tumba del desaparecido rais. Algunos de los protestantes indicaron que el objetivo de la revuelta es acabar con la actual dirección y elegir una nueva que pueda conducir a Fatah a la victoria en las próximas elecciones, que, si no ocurre nada excepcional, serán dentro de cuatro años.

El consejero para temas de seguridad de Abú Mazen, Yibril Rayub, salió al paso de los integrantes de la protesta y les aseguró que sus puestos de trabajo están garantizados, ya que Hamas no tendrá autoridad para despedirlos.

Los 58.000 miembros de la Policía palestina son en su inmensa mayoría agentes fieles a Fatah. La victoria de Hamas les ha puesto nerviosos porque temen que el nuevo gobierno los despida para crear un cuerpo de seguridad a su medida, similar al que en su momento creó Yaser Arafat para Fatah.

Otra situación similar se produjo delante del Parlamento de Ramala. Los manifestantes tomaron el edificio, se subieron al tejado y dispararon al aire en señal de protesta. Y frente a la Cámara legislativa situada en Gaza -los palestinos tienen dos sedes parlamentarias- centenares de hombres armados y otros con el rostro cubierto con pasamontañas exigieron que las fuerzas de seguridad no pasen a manos de la formación que ha ganado los comicios cuando se forme el nuevo Gobierno.

Promesa de Abú Mazen

Según fuentes palestinas, Abú Mazen ha decidido que los cuerpos policiales y los servicios de inteligencia se queden bajo sus órdenes directas para evitar que Hamas las controle. En este sentido, el número uno de la lista general de la formación radical, Ismail Hanniya, aseguró que no va a haber purgas en las fuerzas de seguridad, aunque parece lógico pensar que el nuevo Ejecutivo querrá sustituir a los oficiales de mayor graduación por otros que sean fieles al grupo integrista.

En Naplusa, Belén y otras ciudades de Cisjordania y Gaza también se produjeron disturbios parecidos a lo largo del día sin que las autoridades supieran muy bien cómo manejarlas. En algunos lugares los manifestantes incendiaron los vehículos que encontraban a su paso.

La dirección de Fatah, con el presidente Abú Mazen a la cabeza, guardan silencio y no ha querido responder a los que quieren ver rodar las cabezas de los miembros del comité central, que en su opinión han conducido al partido al peor momento de su historia.

Mientras, un policía resultó herido de gravedad y se encuentra en coma en un enfrentamiento que los agentes iniciaron con una célula de Hamas al sur de Gaza. Los milicianos fundamentalistas respondieron a los disparos de los policías cuando éstos abrieron fuego sin que mediara provocación alguna.

Y en Israel se ha sabido que los servicios secretos para el interior y los territorios ocupados, Shin Bet, y los de inteligencia militar, Aman, se echaron la culpa mutuamente por no haber previsto la victoria de Hamas. Unos y otros habían pronosticado una clara victoria del partido oficialista.