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Editorial

Potente empleo

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El paro en España bajó en más de un cuarto de millón de personas durante el año 2005 quedando en 1,8 millones de trabajadores, un 11% menos que en el 2004. Estos son los datos básicos de la Encuesta de Población Activa (EPA) hechos públicos por el Instituto Nacional de Estadística ayer. La tasa de desempleo queda así en el 8,7% y la población activa en más de veintiún millones de trabajadores. Sólo se destruyó empleo en la industria, y fue muy poco. Por el contrario, se crearon casi un millón de puestos en los servicios y la construcción, y subió levemente el empleo de la agricultura.

En Cádiz, esta disminución anual ha sido más acentuada, ya que el desempleo se ha reducido en 19.000 personas entre el cuarto trimestre de 2005 y el de 2004. Esta rebaja permite a la provincia situarse con una tasa de paro del 17,3% sobre el total de la población activa, que ha superado el medio millón de personas. La reducción de desocupados ha sido pronunciada en servicios, motivada sobre todo porque han bajado los activos en este sector, y construcción, que sigue siendo el gran motor de la economía gaditana. Sin embargo, estas buenas cifras todavía no permiten que Cádiz salga del furgón de cola del país y que el índice de desempleo aún duplique al nacional.

Una nota sorprendente de los últimos doce meses es que, según la Encuesta de Población Activa, los hombres parados superan por primera vez a las mujeres, con 47.800 frente a 40.300.

Estas estadísticas son favorables no sólo por su cantidad sino también por su calidad. Con respecto a ésta última, la EPA es la única que está homologada con las estadísticas que se realizan siguiendo las directrices de la Organización Mundial del Trabajo, de ahí la importancia de que el INE ajuste la nueva metodología aplicada a este sondeo y se eliminen así las diferencias exageradas que se producen con los datos del INEM, que en su última medición dejó en Cádiz 14.500 parados más que los contabilizados por la EPA.

En cuanto a la magnitud de las cifras, se pone de manifiesto que la mejora en el mercado laboral español no es una cuestión meramente coyuntural, sino una tendencia a largo plazo que refleja un cambio profundo en la sociedad. En tres décadas los participantes en el mercado han pasado de poco más de doce millones a sobrepasar los veinte, y la tasa de participación ha llegado al 69% en el caso de los hombres, y al 47 en caso de las mujeres, un incremento de casi dos puntos porcentuales en los últimos dos años. Si se tiene en cuenta que casi la mitad de la distancia en el PIB por persona entre España y la UE se debe a la menor participación laboral queda claro lo importante de este cambio. La menor participación laboral española es un rasgo diferencial de las economías atrasadas que, como la española, han tenido hasta hace poco un peso desproporcionado del sector agrario sobre la actividad total, y que ha dado lugar, a través del enraizamiento de actitudes y tradiciones, a una renuencia general de las mujeres a participar en los mercados laborales. Pero esto ha cambiado recientemente, y la participación femenina, junto con la presencia de trabajadores inmigrantes, ha dado lugar a que la tasa de actividad general española se acerque a la de la UE. Por eso es conveniente que para seguir desarrollando la participación, se agilicen los mercados, se flexibilicen los horarios, se potencie la contratación a tiempo parcial, se desregulen los horarios comerciales y se facilite la compatibilidad para hombres y mujeres de la vida laboral con la familiar.