Rincón cofrade por excelencia
La sede del Consejo Local de Hermandades de Cádiz y la peatonalización de la Catedral han hecho que Cobos pase de ser comercial a referencia en la vida cofrade
Actualizado:No hace falta esperar la llegada de la primavera para respirar la pasión que sienten muchos por la Semana Santa y sus cofradías. A un paso del primer templo diocesano se encuentra la sede del Consejo de Hermandades y Cofradías de Cádiz, que actualmente preside Rafael Corbacho.
Fundado en 1892, se ha emplazado en distintas zonas de la ciudad como son Sagasta, Hospital de Mujeres, El Pópulo o Cobos, donde radica desde el 29 de octubre de 1999. Su local es el motor de la vida cofrade de la ciudad, dado que sirve de punto de encuentro para hasta 34 cofradías, ya sean sacramentales, de penitencia o de Gloria, así como el punto desde el que se organiza la Semana Santa o se llevan a cabo las tramitaciones burocráticas.
Frente a esta sede se ubica la casa hermandad de Siete Palabras. No obstante, éstos no son los únicos espacios cofrades de la calle, ya que Plateados Gilma abrió sus puertas en esta vía hace ahora cuatro años. Incensarios, faroles, diversas imágenes y tallas son algunas de las piezas que oferta esta tienda especializada.
«Existen más particulares de lo que pensaba que tienen en sus casas auténticas capillas», declara la encargada del negocio, Olga María Gómez Conde. Entre sus clientes predominan muchas parroquias, que acuden hasta allí en busca de las Formas o vinos de consagrar, así como los jóvenes que crean y sacan a la calle pasos de Semana Santa.
Supervivencia comercial
Entre los comercios más veteranos de la calle Cobos está la juguetería y establecimiento de confección Álvarez.
El negocio, que abrió a sus puertas en 1940, ha vestido ya a tres generaciones de gaditanos. Su propietario, José Álvarez Portillo, señala a la peatonalización de la plaza de Catedral como punto clave en el comienzo de la época decadente para los negocios de esta vía.
Son muchos los locales que poco a poco han ido cerrando desde entonces. Consuelo Prieto, vecina del número 19 desde hace casi tres décadas, recuerda varias tiendas que tuvieron gran trascendencia en la vida comercial de la ciudad como «Almacenes Barcelona, la Ciudad del Pantalón, una de ropa de bebé y varias tiendas de moda», explica.
«Antiguamente había muchas más tiendas y mucha más gente pero ahora la calle la veo tristona. Han ido desapareciendo de la ciudad el hospital de Mora, la fábrica de tabacos y los astilleros y eso es una pena porque daban mucha vida», apunta.
La papelería Tania, dirigida por Luis Vera, es otro de los negocios que lucha día a día por la supervivencia comercial. «Llevo 27 años en esta calle, que en su día como todo el mundo sabe fue muy populosa y ahora se ha entristecido porque ha perdido bastante poder adquisitivo», señala.
El empresario achaca este declive económico al envejecimiento de la población y al elevado precio de las viviendas «que hace imposible que gente joven venga aquí a vivir».
Este hecho, incrementa la evolución de calles adyacentes como Pelota, Compañía o Columela y «las sitúa en primera línea mientras que ésta está relajada», apunta. Desde su local vende libros de textos, material escolar y de oficina, prensa y revistas. No obstante, ve complicada su supervivencia de aquí a poco. «Este año subvencionan los libros de texto hasta sexto curso y cuando lo regalen perderemos la venta de material escolar complementario porque las madres preferirán adquirirlo en las grandes superficies», denuncia.
La Alimentación y Frutería José Flores es testigo de la evolución de la calle desde hace 30 años. Amigos y clientes como Pedro Trujillo, que además es el propietario del Bar Sevilla, se acercan a diario hasta el local para comprar verduras y frutas. «En relación calidad-precio es de lo mejor que hay en Cádiz», declara el gaditano, a la vez que lamenta la llamativa carencia de vida comercial.
Faltan aparcamientos
José Flores sostiene que «el hacer la calle peatonal ha perjudicado a los negocios porque provoca que se pierda en gran medida el paso».
Para el propietario de Establecimientos Álvarez, José Álvarez Portillo, «debería de retomarse en serio el problema de la circulación del casco histórico». «Esto debería de ser peatonal pero no se ha puesto en práctica porque es inviable», apunta.
«Aquí había de 10 a 15 comercios con gran volumen y ahora quedamos apenas dos o tres», explica, a la vez que comenta la dificultad que supondría para sus clientes llevarse una cuna desde su tienda a su casa a cuestas sin poder meterla en un coche.
Otras de las carencias de la calle es la iluminación. Así, el encargado de la inmobiliaria, Juan José Soto, sostiene que por las tardes la calle está muy oscura. Esta empresa es, junto a la tienda de ropa Orysha, una de las últimas en abrir en la calle. Camelia Rodríguez es la dueña de la nueva tienda de moda, «destinada a jóvenes, a señora, a caballeros que vistan hasta la talla 46», destaca.
La joven, vecina de Santa María, decidió emprender su negocio en esta calle a pesar de que «al principio la veía muy vacía». Es consciente de la falta de comercios en la vía, no obstante, asegura que desde que han abierto más negocios en los últimos meses, como la inmobiliaria o los Cien Montaditos, «la calle ha ganado en paso y en vida comercial».