Cataluña y el retorno de las consignas
Actualizado:Hermanada con la censura, la propaganda y el adoctrinamiento, la consigna ha sido un recurso eficaz en manos de todas las dictaduras e incluso de muchos partidos en las democracias más asentadas. A menudo las consignas se reflejan en frases asequibles al lenguaje popular que indican con claridad la idea que se quiere expresar para movilizar las masas hacia un convencimiento o una acción. Pero a menudo emanan de organismos cuya misión es más de intermediación y arbitraje que de encauzamiento y proselitismo.
Una de las consignas más siniestras que hizo el Ministerio de Información y Turismo en tiempos de Sánchez Bella fue la que alertaba sobre la publicación de esquelas de Salvador Allende en 1973. Decía: «Los delegados provinciales deberán ponerse en contacto urgentemente con los directores de diarios y revistas de información general para significarle la postura oficial sobre la inserción de estas esquelas» ( ) «Personas y grupos interesados manipulan la figura y la memoria del fallecido Presidente chileno para abanderar propósitos y objetivos de clara significación política. Es manifiesto el propósito de ampararse en dichas inserciones seudo religiosas para hacer manifestaciones ideológicas de simpatía o descalificación política».
En un régimen de consignas, los empresarios periodísticos sólo pueden elegir entre cumplirlas o esperar a que les cierren el periódico. Es un método más sibilino que el de la censura pero deja igualmente claro que los medios están sufriendo una incautación alevosa por parte del poder político. Ayer se supo que el Consejo del Audiovisual de Cataluña realizará unas recomendaciones dirigidas a los medios sobre el tratamiento periodístico del nuevo Estatuto catalán que garantice que los ciudadanos reciban una buena información antes de ser llamados a las urnas para refrendarlo y poder influir en ellos antes del inicio de la campaña. Da vergüenza hasta escribirlo.