Voto vigilado en Jerusalén
Sólo 6.300 de los 200.000 árabes que viven en la Ciudad Santa pudieron ejercer su derecho controlados por soldados hebreos
Actualizado: GuardarFrente a la oficina de Correos israelí de la calle Saladino se apiñan varios grupos de manifestantes que portan pancartas y gritan consignas. Todos pertenecen a Fatah y ninguno a Hamas. A diestra y siniestra se ven banderas del partido del Gobierno y kufiyas blanquinegras, los colores que identifican a la formación del presidente palestino Mahmud Abbas (Abú Mazen). El establecimiento, que está delante de las murallas, ha sido el lugar más concurrido de Jerusalén oriental en todas las elecciones palestinas que ha habido hasta ahora.
Es una de las seis oficinas donde los israelíes permiten votar a los árabes. Aunque en Jerusalén viven alrededor de 200.000 palestinos, sólo 6.300 están autorizados a ejercer su derecho. Al terminar la jornada, el servicio de Correos hebreo envió las papeletas a Ramala para su recuento, ya que las autoridades judías prohibieron realizar el escrutinio en la Ciudad Santa.
A lo largo del día se concentraron centenares de personas frente a este local, que quisieron dejarse ver para expresar sus opiniones a los innumerables periodistas extranjeros que había, aunque no pudieran depositar ninguna papeleta.
Muhamad Yadala, de 64 años, es uno de los que se pasea por la calle Saladino participando en las tertulias callejeras improvisadas que se hacen y deshacen espontáneamente con suma facilidad. Yadala estudió en Zaragoza y Barcelona Filosofía y Letras y Medicina, y pasó por las cárceles españolas en dos ocasiones durante el franquismo.
A media mañana, se desplaza a Cisjordania, ya que no se le permite votar en Jerusalén. «Voy a votar en blanco, porque ninguno me ha convencido», manifiesta.
Varias alternativas
«Éstas son realmente unas elecciones democráticas, las primeras en las que concurren varias alternativas y de ellas saldrá un Parlamento interesante. Una coalición entre Fatah y Hamas es muy posible, pero es algo de temer», explica.
«Yo preferiría una coalición de Fatah con los demás grupos democráticos, aunque soy consciente de que no podemos saber ahora mismo qué ocurrirá», añade.
A sus espaldas una joven levanta un pancarta en la que se lee: «¿Acaso la gente de Jerusalén hemos de ser extranjeros en nuestra propia ciudad?». Más allá hay otras que piden a la gente que vote y que lo haga por los candidatos de Fatah. De repente un muchacho alza la voz para gritar «con Abú Amar (Arafat) llegaremos a la mezquita Al-Aqsa». La multitud aplaude. Desde el edificio contiguo varios soldados israelíes armados con fusiles vigilan a curiosos y manifestantes.
«Hamas no ganará las elecciones», pronostica Yadala.