RALLY

Quien no arriesga no gana

Juan Andrés Cebada lleva tres años compitiendo y pese a jugarse la vida en cada trazado, no cambiará su forma de pilotar

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Pese a haber estado a punto de perder la vida en un par de ocasiones a causa de una salida de pista en pleno rally, dice sentirse más pánico al conducir su coche de calle que cuando entra en una curva sin visibilidad y tan sólo orientado por las pautas de su copiloto. «A veces, para coger bien una curva se aprende a base de palos». Lo dice Juan Andrés Cebada, piloto de rally desde hace tres años y que no duda en ponerse a los mandos de su Citroën Saxo para demostrar sus habilidades en lo alto de unos de estos bichos capaces de entrar en una curva de sin visibilidad y cuesta arriba a más de 100 kilómetros por hora.

Aunque tan sólo lleva tres años en la competición, no ha tardado en hacerse un sitio en el panorama regional. Sus ansias de formar parte de este mundillo del motor las colmó hace tres años al comprarse por un millón y medio de pesetas un coche de circuito.

Su primera temporada la corrió en la modalidad de monomarcas de circuito, donde sólo corren los coches de serie sin ser retocados. Y no le fue mal del todo. Aunque quedó lejos en la general (noveno), consiguió el primer puesto en su división (cilindrada). Unos números que le hicieron adecuar su coche para ingresarlo en el grupo A. Una modalidad donde ya están los coches modificados respecto a su origen de fabricación. Cebada apenas lo retocó lo mínimo para poder competir en montaña. Tan sólo le añadió un blocante en las ruedas traseras para contar con mayor tracción en el instante en el que una de ellas pierde el contacto con el suelo.

Este primer año en el grupo A le sirvió de rodaje hasta que en la pasada temporada ya sonó con fuerza su nombre. Los resultados hablan por sí solos. Ha finalizado tercero en la general y primero de su división. Y eso que de las 11 pruebas, Cebada tan sólo ha realizó siete. No obstante, comenta que «de todas formas no habría podido llegar a los puntos que consiguieron los dos primeros». Aunque en defensa del gaditano destaca sobremanera las diferencias entre su coche y el de los los dos primeros clasificados son abismales. «Son un Audi A4 y un Seat Ibiza 16.7, ambos con más de 800 caballos y bastante equipados», argumenta sobre los coches de quienes han conseguido la primera y la segunda plaza en el campeonato andaluz, por cierto, ambos almerienses.

Los arreglos para caracterizar al Saxo como un coche de montaña le han costado casi tanto o más como el propio coche. Y eso que se ahorra mucho dinero gracias a que «desde siempre me ha gustado la mecánica», dice. Además, cuenta con los sabios consejos de su sobrino Daniel Torres, que además de mecánico es su copiloto. En resumidas cuentas, Cebada ha cambiado la caja de cambios dejando atrás la de serie en la que la relación de marchas son más largas para alcanzar una mayor velocidad constante. Para la montaña ha conseguido una relación de marchas más cortas para dotar al motor de una mayor fuerza y revolución. También los frenos tuvieron que sufrir una transformación. Ahora su coche disfruta de «unas llantas más grandes para soportar la presión de unos frenos más gordos», explica.

Pero si Juan Andrés apenas siente nervios dentro del coche de competición, otros lo sienten por él. Especialmente, su hermana, que es a su vez la madre de su copiloto. «Me lo quiere quitar», bromea. En este sentido, Juan Andrés confiesa que la Federación Andaluza se preocupa al máximo por la seguridad y no contempla la participación de ningún vehículo que no cumpla con los requisitos de seguridad.

En la actualidad, Juan Andrés y Daniel preparan el coche para una la temporada que dará el pistoletazo de salida en marzo. El calendario está marcado por una docena de pruebas de la que solo son puntuables los ocho mejores tiempos de cada corredor.

Este equipo se queja del funcionamiento de las pruebas. El motivo de sus protestas radica en el peligroso desconocimiento con el que puedan llegar a ellas. Y es que la Federación sólo permite acudir una semana antes al lugar de la cita para conocer el trazado de la prueba. Pero con una salvedad. Sólo se hará con un coche particular. Allí, el copiloto hace sus anotaciones para una semana más tarde cantárselas a su compañero.

Serios percances

Precisamente, a causa de estas indicaciones, sufrieron un percance que pudo saldarse con la vida de ambos. «Acabábamos de reiniciar la marcha tras una salida de pista, Daniel perdió la pista de las indicaciones aunque por fortuna me estaba cantando bien las curvas, yo me confíe, con tan mala suerte que cuando se confundió en una indicación nos estrellamos contra un BMW que afortunadamente estaba mal aparcado». Dice por fortuna porque aquel coche le sirvió de protección para que el Citroën no cayera por un precipicio. A pesar de esto, Juan Andrés lo tiene claro. «Me gusta ganar, y para ganar hay que arriesgar», dijo después de una prueba en donde a punto estuvo de volcar tras poner el coche a una rueda. Para desesperación de su mujer, quien le acompaña a todas las pruebas a las que acude, esta nueva temporada espera seguir cumpliendo con sus patrocinadores en forma de nuevos triunfos.