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El Comité Antártico estudia en Cádiz los efectos de la contaminación acústica

El equipo de expertos internacionales, encabezado por Manuel Catalán, decidirán las vías para mitigar sus efectos sobre la población de cetáceos Las conclusiones serán acatadas por los 28 países que integran el Tratado Antártico y que realizan actualmente proyectos de investigación en la zona

ANA SORIA/CÁDIZ
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La contaminación acústica en los mares, y concretamente en los que rodean a la Antártida -considerado un auténtico paraíso por haber permanecido a salvo de la mano del hombre- se ha convertido en uno de los temas que más preocupan a los ecologistas y a la comunidad científica internacional por el supuesto efecto negativo que podría tener sobre los cetáceos y otros mamíferos marinos. Precisamente para evaluar la dimensión de este daño y establecer las líneas a seguir para mitigarlo se han dado cita en Cádiz los mayores expertos del organismo internacional responsable para la coordinación de la investigación científica en la Antártida, el SCAR (Scientific Committe on Antarctic Research).

Las reuniones de trabajo de este comité científico de élite comenzaron ayer en el Centro Andaluz de Ciencias y Tecnologías Marinas (Cacytmar) -con la presencia del rector de la Universidad de Cádiz, Diego Sales, y la decana de la Facultad de Ciencias del Mar, María Luisa González de Canales- y se prolongarán hasta mañana. La importancia de esta reunión, en la que participan 17 científicos de todo el mundo, radica en que las medidas que finalmente se acuerden en Cádiz son vinculantes para todos los países integrados en el Tratado Antártico o que operen con fines científicos en la zona.

La problemática

«El problema radica en encontrar la manera de continuar con las investigaciones en la Antártida perjudicando lo menos posible a los cetáceos, porque no se puede dejar de investigar», explica Manuel Catalán, profesor emérito de la Universidad de Cádiz y presidente del Consejo de Administradores de los Programas Nacionales Antárticos (COMNAP).

Según explica Catalán, la contaminación acústica viene producida, sobre todo, por las embarcaciones militares, «cuyos sónares para la detección de submarinos emiten ondas ultrasonoras que superan el límite soportable por los cetáceos, fijado en 180 decibelios».

Entre el comité de expertos, además de Catalán, se encuentra otra investigadora de la Universidad de Cádiz, Neus Pérez Gimeno, del Laboratorio de Ingeniería Acústica. Esta profesional conoce de primera mano los efectos de la contaminación acústica, ya que lleva años investigándolos a través del Proyecto Life Naturaleza Conservación de tortugas y cetáceos en Murcia y Andalucía, centrándose en el Estrecho de Gibraltar, una de las zonas con más tránsito marino de Europa.

Las claves para el uso adecuado de equipos acústicos de alta y baja frecuencia, así como los efectos reales que estos tienen sobre los mamíferos marinos darán pie estos días en Cádiz a interesantes conclusiones que se darán a conocer el próximo jueves.