Contraportada

Asalto a la antorcha

Protestas de todo tipo bloquean a diario el paso de la llama olímpica por Italia y el lunes un grupo llegó a robarla al portador

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En Italia han inventado un nuevo deporte-exhibición para los Juegos Olímpicos de Invierno de Turín, que empiezan el 10 de febrero: asalto, melé y bloqueo de la antorcha olímpica. El recorrido de la sagrada llama por el territorio italiano, pensado como un bonito paseo de confraternización, se ha convertido en una auténtica carrera de obstáculos. No hay día que un grupo de manifestantes de cualquier cosa no se plante ante la antorcha para impedirla el paso y hacer oír sus reclamaciones. En Génova, el pasado 18 de diciembre, el fuego llegó a apagarse, pero es que la noche del lunes en Trento se batió un récord: nunca hasta ahora nadie había osado robar la antorcha.

Cuatro jóvenes, supuestamente anarquistas, arrebataron a tirones la llama a la campeona italiana de 1.500 metros Eleonora Berlanda cuando se acercaba a la plaza del Duomo. La atleta opuso resistencia, a riesgo de quemarse mientras le retorcían la muñeca, pero al final cedió. Los salteadores eran una chica y tres chicos, entre ellos un español de 28 años, Juan Antonio F.S., que ha tenido el dudoso honor de firmar esta nueva marca. La carrera con la antorcha de los cuatro manifestantes gamberros fue breve, enseguida fueron alcanzados por los corredores que escoltaban a Berlanda y algunos policías. Fueron detenidos y serán juzgados hoy.

En 48 días de itinerario, la pobre antorcha ha sido asaltada en 40 ocasiones, casi una vez por día, y ya parece una competición ver en qué ciudad la preparan más gorda. Al menos en diez, entre ellas Venecia, Bolonia, Modena y Pisa, se han registrado incidentes con cargas policiales y desvíos improvisados de la ruta. Casi todas las protestas han tenido lugar en el norte del país, y suelen ser contra Coca-Cola, patrocinadora de los Juegos, y la construcción del tren de alta velocidad entre Turín y Lyon, una obra a la que se opone el valle alpino de Val di Susa. Luego ha habido de todo, como una revuelta de los tifosi del Catania porque el tren les había dejado tirados en Parma. Pero aún quedan las etapas más duras, porque el itinerario se acerca a los valles alpinos en pie de guerra por el tren de alta velocidad. El pueblo que representa esta batalla, Bussoleno, ya ha advertido que no dejará pasar la antorcha y el comité olímpico se plantea cambiar la ruta.