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El 'Salem Express', una visita macabra

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El ferry egipcio Salem Express se hundió en diciembre de 1991 al chocar contra el arrecife Hyndman cuando su capitán, Hassan Moro, un hombre experimentado y capaz, ordenó navegar cerca de la costa para evitar a los pasajeros de cubierta los embates del vendaval que soplaba en la zona. El buque iba hasta los topes. La mayoría de sus pasajeros eran peregrinos de regreso de La Meca que habían embarcado en Jedah. La nave embarrancó de noche. El impacto, señala Neftalí Santisteban, provocó un boquete en el costado de estribor e hizo que se abriera el portón de proa, por donde el agua entró a borbotones. El pánico se adueñó del pasaje. En sólo 20 minutos el buque se hundió. Sus restos, y los de 470 pasajeros, reposan a 30 metros de profundidad. Hoy, el buque puede ser visitado por los buceadores pese a que en su día, y tras proceder al rescate de unas decenas de cuerpos, el barco fue sellado por buzos de la Marina egipcia. Entre las penumbras de camarotes y pasillos son visibles calaveras y otros restos humanos. También, las maletas que transportaban los peregrinos, llenas de ropa y de regalos para sus familiares y amigos egipcios. La presencia de estos restos y lo reciente del naufragio hace que numerosos buceadores declinen la posibilidad de realizar esta macabra inmersión.