Disputas
Actualizado: GuardarInforme Semanal' anda sumergido en un espinoso asunto a cuenta de un reportaje sobre la política de construcción en la Comunidad Valenciana. TVE presentaba este caso con colores que rozan la corrupción. El Gobierno valenciano, mosqueado, ha reaccionado enviando un vídeo de rectificación y pidiendo que se emita, a lo que TVE se ha negado. Son cosas que pasan. Pero en eso llega el portavoz del PSOE en el Consejo de RTVE, Sacaluga, pone patas por alto y coloca el asunto en el terreno de la confrontación política. O sea, la casa de los líos. Veamos: todos hemos emitido o escrito alguna vez tales o cuales contenidos polémicos, que han podido pisar callos; esos pisotones han podido ser justos unas veces y, otras, injustos.
Todo esto forma parte de la minuta cotidiana del periodismo y hay instrumentos profesionales para encauzarlo. Si 'Informe Semanal' tiene un problema por alguno de sus reportajes, lo natural (profesionalmente hablando) es que lo resuelva la propia dirección del programa. Si el follón es tan gordo que implica a instituciones públicas, entonces debe hablar la dirección de TVE y, más allá, los tribunales, que para eso están. Lo que no tiene ningún sentido es que en una querella de este tipo intervenga ya no el Consejo de Administración, sino un grupo político del consejo.
Y más disparatado aún resulta que los argumentos de Sacaluga se muevan en el terreno del más estricto y sectario partidismo: que si esto no es la TVE del PP, que si Urdaci ya no está, que si ahora TVE es independiente (ah, vaya) y, en fin, toda esa palinodia sobre la que giró la campaña del PSOE en materia de televisión pública. Si yo fuera la directora de 'Informe Semanal', me sentiría un tanto molesta al constatar que quien defiende mi independencia es una de las partes en conflicto. Sobre todo: me sentiría bastante desolada al comprobar que los argumentos que avalan mi trabajo no son propiamente profesionales, sino exclusivamente partidistas, a saber, que lo hago bien porque molesto al PP. Y Sacaluga acaba de dar el mayor coscorrón al programa.