LA COLUMNA

Maragall y Carod ninguneados

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¿A que resulta paradójico que un presidente del Gobierno del PSOE llegue a un «acuerdo global» sobre la reforma del Estatuto de Cataluña no con los líderes del Gobierno de la Generalidad ¯el también socialista Maragall y el republicano de izquierda Carod Rovira que junto con el de ICV, de ideología social-ecologista y federalista forman el tripartito en el poder¯ sino con los de CiU, Artur Mas y Durán Lleida que pertenecen al primer partido de la oposición de derechas? ¿A que resulta aún más inverosímil que Zapatero haya hecho concesiones a CiU para quitar protagonismo al PSC y a ERC? ¿A que parece absurdo que la reunión entre Zapatero y Mas sea una repetición de la que ambos mantuvieron el 19 de septiembre pasado, en un momento en que las negociaciones para acordar un nuevo Estatuto en el Parlamento catalán parecían bloqueadas? ¿Cuál es el precio o la rentabilidad política de la operación para unos y otros?

Según se dice, la palabra «nación» sólo aparecerá en el preámbulo. ¿Y le parece poco a alguien algo tan inconstitucional como que un Estatuto de autonomía decida modificar la Constitución que sólo cita dos veces la palabra nación, una en el preámbulo para decir que «la Nación española ( ) proclama su voluntad de garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución» y otra en el artículo 2 que establece que «la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles»?

Ya veremos en qué queda lo de la agencia tributaria consorciada, el aumento en la participación del IRPF, el IVA y los impuestos especiales, y los símbolos, la lengua, la justicia y las competencias exclusivas y excluyentes. Pero, de momento, la estrategia de Zapatero sólo puede entenderse si su estrategia a largo plazo consiste en quitarse de encima a Maragall y a Carod y gobernar en Cataluña y en Madrid con el apoyo de CiU.