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Robinho vuelve a divertirse a costa de un Cádiz que lo sufrió cinco meses después

AGENCIAS/MADRID
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El día después del Real Ma-drid-Cádiz, buena parte de la prensa se ha centrado en la figura de Robinho. El brasileño volvió a recordar al de su debut en Cádiz y casualidades de la vida volvió a ensañarse contra la defensa amarilla. Sin llegar a cuajar un partido brillante, sí estuvo activo y fue la principal pesadilla de la zaga cadista 19 partidos después.

Robinho volvió a cuajar una gran actuación contra el Cádiz al igual que en la primera vuelta, aunque esta vez marcó un tanto y se fue con la afición coreando su nombre. El atacante brasileño definitivamente le tiene tomada la medida al equipo gaditano. En la primera vuelta, el Ramón de Carranza vio el nacimiento en España de una nueva estrella. En 27 minutos volvió loca a la defensa amarilla, se erigió en la figura del partido y desequilibró el encuentro, hasta entonces empatado a un gol, tras inventarse una jugada que acabó en el definitivo 1-2.

En el Santiago Bernabéu el sudamericano volvió a hacer de las suyas. Sin rayar a un gran altura sí que dejó rastro de lo que se espera de él. Ya el primer balón que tocó a los cinco minutos lo convirtió en un sombrero a un rival.

Pocos minutos después a punto estuvo de marcar desde la frontal del área y a pocos minutos del final de la primera mitad fue protagonista en una de las jugadas polémicas del partido.

Benjamín le entró dentro del área y el brasileño cayó, aunque Lizondo Cortés no consideró penalti la acción. En la segunda mitad, y con el equipo por debajo en el marcador, Robinho demostró su determinación en voltear el resultado y fue un puñal por la banda izquierda.

Tras los goles de Roberto Carlos y Bekcham, el brasileño puso la guinda con un golazo de vaselina desde fuera del área.

Un minuto después, López Caro quiso agradecerle su trabajo en las últimas semanas y le sustituyó por Raúl Bravo, lo que le valió para que el Bernabéu coreara su nombre y se enganchara definitivamente a su juego.