EL MAESTRO LIENDRE

La velocidad del sonido

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Los años tienen la costumbre de co-menzar el 1 de enero, pero en Cádiz (que tiene 3.000 años de ventaja respecto al resto de la civilización) nadie tiene prisa. La prisa mata y, mientras, vuelve a la gente muy grosera. Así que en la Bahía de los suspiros, los calendarios arrancan allá por mediados de febrero, o a principios de marzo, según lo que diga la Cuaresma que marca el inicio (que no el final) del Carnaval. Hasta que pase ese buen ratito que nos reservamos, y que cada vez hay que compartir con más gente, apenas hay programaciones ni proyectos, todo queda aplazado hasta nueva fecha. Correr es de cobardes y tenemos muchos siglos de ventaja. Aquí estaban dando prejubilaciones (y aún siguen) cuando en otros sitios no sabían utilizar la rueda. Ese retraso voluntario y colectivo de todos los relojes debe de ser una más de las grandezas de una tierra ajena a normas, reglamentos, mandamientos y hasta calendarios.

Luego, que nadie se apure por llegar tarde, que habíamos quedado en que nos daba igual. Las coplas empiezan a sonar hoy. Hasta marzo. Eso es lo que hay. Para unos días que nos relajamos (en zona de alta tensión) tampoco vamos a rayarnos la cabeza con debates y preparativos. Aquí no se prepara nada, ni el Carnaval. Se preparan las coplas, pero el Carnaval no. Así le luce la peluca cuando llegan los días señalaítos y nadie sabe bien a qué atenerse ni qué hacer.



El Carapapa al aparato

El Carnaval no se ha caracterizado por su capacidad de renovarse e innovar en los últimos 25 años. Desde la consolidación de los coros y la bendita irrupción de las ilegales, poco hemos progresado en una fiesta que empieza a repetirse en demasía mientras la gente celebra un inmenso botellón en plena calle. Para este año puede darse una novedad. Chiquitita, diminuta si quieren, pero muy sonora. Una empresa con sede en El Puerto de Santa María, y en la que participa algún multipremiado autor de coros, está a punto de cerrar un curioso negocio.

Esta firma está en tratos para obtener los derechos que le permitirían vender algunos de los pasodobles, tanguillos, cuplés y estribillos más populares de todos los tiempos en forma de tonos y politonos. Para que la gente se los ponga como señal de llamada del teléfono móvil (o portátil, que sería más correcto). Si todo acaba como los promotores de la idea esperan, no se extrañen si al que comparte barra con usted le suena en el telefonino Los duros antiguos, El vaporcito, Iba por canalejas, Agua Clara, Los borrachos, Caleta o Los yesterday. Es el signo de los tiempos y no hay quien lo pare.



Teleteo y la soledad

La televisión municipal ya emite en pruebas y tendrá la de fuego durante las preliminares del próximo Concurso del Falla. Se acabaron las polémicas con las retransmisiones. El que lo guisa, lo sirve y sobran camareros. El equipo de comentaristas para el certamen de coplas promete mucho bueno, aunque como toda televisión local ofrece muchas incógnitas. Habrá que esperar para comprobar si se resiste a las tentaciones económicas que carcomen tantas emisoras similares por España.

A ver si a Teófila Martínez, que igual sale de vez en cuando, le pasa como a un obispo de Sevilla, que mientras era entrevistado en una televisión local hispalense durante la Semana Santa, fue objeto de una curiosa sobreimpresión en la pantalla, del tipo «¿estás solo? llámame y sabrás lo que es disfrutar. Número tal, tal y cual». El escándalo fue mayúsculo, pero seguro que los de OC son capaces de escarmentar en cabeza ajena.



Inflación televisiva

Hablando de televisiones, ¿quién tiene tiempo, ganas y tragaderas para ver tanto canal local, los de la plataforma digital cualesquiera, los autonómicos, los nacionales y, ahora, los de la TDT? La televisión en España sufre una inflación jamás conocida. Más de la mitad de las emisoras locales ni siquiera tiene programación (porno, videntes, teléfonos de contacto, sorteos ficticios...) y los nuevos soportes se limitan a repetir series, vídeos, programas y retransmisiones (¿Cuántas veces, en cuantos canales, van a repetir Cuéntame, El Club de la Comedia, Friends y hasta Los Roper?) se emite más televisión de la que se puede producir.



Un pérdida para la UCA

La Universidad de Cádiz sufre la primera baja del año en todas las instituciones gaditanas, en cuanto a política cultural se refiere. María Jesús Ruiz deja sus responsabilidades en la organización de muchos y muy distintos actos, entre los que destacaban especialmente los de contenido literario. Ha presentado su renuncia y, cuando se haga público, se podrán aludir cuestiones personales. Las discrepancias con la política cultural de la Universidad de Cádiz pueden ser, también, una cuestión personal, pero habrá que esperar para ver si las partes quieren explicarse. Si no quieren, están en su sagrado derecho y que cada cual saque sus conclusiones.



Un sitio agradable

Más vale acabar en un sitio agradable, o en un proyecto de sitio agradable. El diseñador Álvaro Linares, responsable de algunos de los locales más frecuentados de la Bahía, incluyendo el Mucho Teatro de El Puerto, trabaja ya en lo que será la gran sala de la esquina de la calle Brasil con el Paseo Marítimo. La iniciativa empresarial, que ya tiene otros cuidados locales en Cádiz, ha superado las diferencias con los vecinos y la idea avanza a buen ritmo.

El local tendrá dos plantas, estará dirigido a un público que supere los 30 años y aprovechará, mediante grandes ventanales, la privilegiada situación frente al Atlántico. Cádiz necesita, y mucho, ese tipo de espacios para mejorar su escasa oferta de ocio nocturno.