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DESDE LA MANZANA

Bromas inquietantes

Nada me chirría más de la política internacional del gobierno de Zapatero que su abandono de los saharauis

MERCEDES GALLEGO/N. YORK
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Vamos a tener que hacer una guerra para que vengas a vernos», bromeó un amigo el otro día. Me hubiera reído si no se tratase de Ahmed Bujari, representante del Frente Polisario en la ONU, y su comentario no viniese en un momento en el que la comunidad internacional está dejando a su pueblo pocas opciones diplomáticas.

Después de 14 años de alto al fuego con la promesa de un referéndum, la última sugerencia del enviado de la ONU Peter Van Walsum es dejar que negocien entre ellos. Algo impensable en un país donde participar en una manifestación se paga con 20 años de cárcel.

«¿Y ahora qué?», le pregunté. Bujari se encogió de hombros y buscó una respuesta que no encontró. «Tendremos que replantearnos la situación», concluyó pensativo.

El 27 del mes que viene se cumplirán 25 años de la proclamación de un país que no gobiernan, la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), reconocido por 66 países, la mayoría africanos. El Frente Polisario aparcó las armas en 1991 para permitir la celebración del mítico referéndum bajo el auspicio de la ONU. Desde entonces Marruecos sigue llenando el Sáhara Occidental de colonos, con la esperanza de que si un día se ve forzado a celebrar la consulta haya tantos marroquíes que no tenga que preocuparse por el resultado.

El cansancio no es sólo de Bujari, que lleva 12 años atrapado entre las moquetas grises de la burocrática institución. En las calles de El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental, los estudiantes que nacieron bajo el yugo marroquí desafían a la Policía y se entregan a sus palizas por tal de dar un grito de independencia. Muchos de éstos empiezan a pensar que el Polisario se ha vuelto demasiado moderado para lograr su objetivo. Y en el fondo todos se plantean si no les hubieran hecho más caso poniendo bombas por el mundo, como los palestinos.

En esa encrucijada tan clave se encuentra la colonia que abandonamos apresuradamente hace 30 años, mientras sus habitantes huían por el desierto en dirección a Argelia, bombardeados con fósforo blanco y nápal por Marruecos. Mientras, el gobierno de Rodríguez Zapatero flirtea con su verdugo, y puede que hasta juegue la carta saharahui para negociar los acuerdos fronterizos y pesqueros.

Nada me ha chirriado más en su política internacional que este abandono de los saharauis por parte de un partido de izquierda. ¿Nos obligará el gobierno de Zapatero a avergonzarnos de nosotros mismos por estar del lado de los opresores, como hiciese el de Aznar con Irak?