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Álvaro Linares El escenario de cada día

JOSÉ LANDI/CÁDIZ
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Si la vida es puro teatro, necesita que alguien haga los decorados y los forillos. Esa persona, en Cádiz, es Álvaro Linares. La mayoría de sus paisanos lo ignoran, pero casi todos los restaurantes y bares de prestigio de la Bahía de Cádiz tienen su sello.

Cualquiera que haya degustado una copa o un plato en El Faro, El Ventorrillo del Chato, ArteSerrano, Offside, Mucho Teatro, El Aljibe, La Comercial, El Español, La Perola, Casanova... y otros tantos locales, ha observado su trabajo sin saberlo. Desde hace más de 20 años, este gaditano formado entre Cádiz, Sevilla, Valencia y Madrid se ha convertido en toda una personalidad dentro de la decoración y el diseño de interiores. Alérgico al protagonismo y sin obsesiones estéticas, asegura ser «un camaleón al servicio del encargo que nos hagan. Cada trabajo tiene unas exigencias y se trata de adaptarte a lo que quieren, a la personalidad del que lo pide».

Álvaro Linares ha diseñado la decoración de centenares de viviendas («aunque de eso es mejor no hablar, es personal») en toda la provincia, Madrid, Barcelona, Baleares o Florida. Es el responsable del interior de hoteles, centros comerciales (Bahía Sur, Nervión Plaza...) y negocios por toda España. El último, una tienda del prestigioso modisto Fernando Claro, en pleno corazón de Sevilla. Ahora viaja a Madrid, donde es responsable del stand de la ciudad de Cádiz, que reproduce una torre-mirador de las que caracterizan el casco antiguo.

Pese a su prestigio y su brillante carrera, asegura que se queda en su tierra: «He tenido tentaciones, pero se puede trabajar desde Cádiz, hay que viajar mucho para estar encima de los proyectos, pero se puede, sobre todo porque hay grandes profesionales y mucho talento. Otros lugares con más dinero y empresas, no tienen a profesionales como mi hermana Salomé, Pedro Álvarez, Cristina Cruz, Carlos Sánchez Po-llack, Antonio Sancho, Juan José Martín, Álvaro Conde... y mucha gente más con la que trabajo mucho y aprendo más».

Además, Cádiz tiene un añadido: «La luz permite posibilidades que en otro lugar son imposibles». Junto a ella se queda. Parece que ha conseguido que sean los demás los que se acerquen a esa claridad.