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En busca del aprobado

Los estudiantes de la Universidad empiezan a llenar las bibliotecas para preparar los exámenes de febrero

TEXTO: A. G. L. / FOTOS: ANTONIO VÁZQUEZ / CÁDIZ
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Cuando se llega a las salas centrales de la facultades se puede encontrar a decenas de jóvenes mirando sus libros y copiando sus principales ideas en un silencio sepulcral e iluminados con una tenue luz. Esta descripción, que podría referirse al scriptorium de un convento benedictino, refleja la realidad que, hasta que terminen los exámenes de febrero, se vivirá en buena parte de las bibliotecas de la Universidad de Cádiz. El silencio y la «obligación de que ya que estás ahí tienes que estudiar» son los principales atractivos de las biblioteca. El hecho de tener que madrugar para coger sitio es el gran inconveniente.

«Esto no se pone como en verano, cuando esto se llena de alumnos que, además del aire acondicionado, suelen tener más exámenes», analiza Juan Manuel, estudiante de Ciencias del Mar. Las bibliotecas más concurridas suelen ser las de las carreras técnicas, puesto que en ellas «es más fácil encontrar a un compañero que te pueda resolver las dudas y porque se pueden hacer ejercicios de forma conjunta», apostilla Miguel, estudiante de Ingeniería. Eso sí, todo debe hacerse en silencio.

Carmen, Inma, Jesús y Desiree son cuatro compañeros de Relaciones Laborales que están empezando a acudir a la biblioteca para estudiar. Los exámenes están a la vuelta de al esquina y son consciente que cada minuto que inviertan estudiando es de oro. «Dentro de una semana no hay quien entre en la biblioteca, esto se llena de gente», analiza Desiree. Jesús completa: «El problema viene cuando llega uno por la mañana y coge sitio para cuatro o cinco compañeros; o todavía peor, reserva los sitios y se va a la cafetería toda la mañana». Y es que, a pesar de que está prohibida esta práctica, sigue siendo empleada por muchos estudiantes. En cualquier caso, lo que sí parece claro es que la cafetería es una de las peores enemigas de los estudiantes: «Haces el esfuerzo de levantarte a las ocho de la mañana, pero luego estás con los compañeros y te distraes tanto como si estuvieras en tu casa». Eso sí, Carmen deja claro que en la facultad no tienen la distracción del ordenador o la videoconsola. «Ni de la la televisión, que con la excusa de que te vas a levantar un momento a ver algo al final pierdes toda la mañana», comenta con humor Jesús, que denuncia que en muchos casos a las bibliotecas llegan alumnos de instituto. «Deberían empezar a pedir el carnet de la Universidad para evitar estas situaciones», desarrolla Jesús.

Sin embargo, no todos apuestan por encerrarse en estos pequeños monasterios, aunque con cobertura, de la Universidad de Cádiz. Sonia, estudiante de Historia, se inclina por estudiar en su casa. «Lo que más te distrae es estar con los compañeros, porque el que no te dice una cosa te dice otra, y al final acabas en la cafetería», resume esta estudiante, que no cambia «las zapatillas de casa» por los «fluorescentes de la UCA».